El Real Madrid cerró el año 2024 con una victoria en el Clásico de la Liga ACB, prolongando su racha triunfal ante el eterno rival a seis enfrentamientos consecutivos. En un WiZink Center repleto y entregado, los blancos consolidaron su ventaja con una defensa sólida en el último minuto, clave para sellar el ajustado 73-71 final. Hezonja (15 puntos, 11 rebotes, 25 de valoración), Campazzo (17 y 21) y Tavares (11 y 7 rebotes) lideraron un triunfo que también tuvo sabor a historia gracias a Sergio Llull, que se convirtió en el jugador madridista con más partidos en la Liga Endesa (620).
La tarde comenzó con un emotivo homenaje al capitán blanco, con Florentino Pérez entregándole una camiseta conmemorativa en reconocimiento a su trayectoria. Ese momento dio paso a un Clásico vibrante y disputado desde el salto inicial, con un Madrid muy serio en defensa y certero en ataque. Los de Chus Mateo arrancaron sin pérdidas en los primeros minutos, mientras Rathan-Mayes ejercía de cerrojo sobre Punter. Sin embargo, el Barcelona lograba mantenerse a flote gracias a su dominio en el rebote, equilibrando un inicio de tanteo bajo. Fue en el minuto 7 cuando los locales golpearon primero, con un parcial de 11-3 liderado por Musa y coronado por un triple sobre la bocina de Hezonja que cerró el primer cuarto con un 21-15.
Un Madrid flexible y certero
El Real Madrid mantuvo la iniciativa al comienzo del segundo cuarto con otro triple de Hezonja, ampliando la ventaja hasta el 24-17. Sin embargo, el Barcelona ajustó su ataque buscando explotar las ventajas en la pintura contra los cambios automáticos de los blancos. Las aportaciones de Metu y Parker devolvieron la igualdad al marcador a mitad del período, justo cuando Llull entraba en escena para disputar su histórico partido 620 en la ACB.
Fue entonces cuando Chus Mateo movió ficha, colocando a Hezonja y Deck como alas para reforzar la pintura junto a Tavares. Este ajuste dio frutos inmediatos, permitiendo a los locales recuperar el control con un parcial de 7-0 en dos minutos que fijó el 36-31 al descanso.
Campazzo, corazón y chispa
El tercer cuarto comenzó con un Real Madrid inspirado. La defensa se mantuvo firme, el rebote estuvo controlado y el ataque fluyó con una claridad excepcional. Un triple de Campazzo y un espectacular mate de Deck en contraataque tras un pase entre las piernas del base argentino levantaron al pabellón, que celebró el 45-36 con éxtasis. Pero el Barcelona no se rindió, resistiendo con Punter y Kalinic como estandartes para mantener viva la contienda (57-51 al final del tercer cuarto).
Un final de infarto
El último cuarto fue muy disputado. El Madrid intentó liquidar el partido desde el triple, pero los fallos dieron alas al Barcelona, que igualó el marcador a 63-63 con un triple de Parker a falta de cuatro minutos. Desde ese momento, cada posesión se convirtió en un duelo a vida o muerte. Punter puso a los azulgranas por delante con un triple y un tiro libre tras una técnica a Chus Mateo, colocando el 65-67 en el minuto 37.
Fue entonces cuando emergió la figura de Campazzo. El base argentino anotó cinco puntos cruciales, liderando un parcial de 7-1 que puso al Madrid con +5 a falta de un minuto. Con el WiZink rugiendo, la defensa blanca se cerró como una muralla, impidiendo cualquier anotación visitante en los últimos compases del choque.
El 73-71 final desató la euforia en la grada y reafirmó el dominio blanco en los últimos clásicos. Con la insistencia de Campazzo, la versatilidad de Hezonja y la solidez de Tavares, los blancos despidieron el año en lo más alto, con la mirada puesta en nuevos desafíos. Se colocan terceros en la ACB, a una victoria de Unicaja y Valencia Basket. Por su parte, el Barça debe mejorar en la competición doméstica, pues se encuentra en el octavo lugar, con 7 victorias y 6 derrotas.