Nuevo clásico en la temporada y el FC Barcelona vuelve atropellar al Real Madrid como ya lo hizo hace unos meses en el Bernabéu. Esta vez no fue 0-4, sino un 2-5 que deja la duda de que si el portero polaco no hubiese sido expulsado podría haber sido una goleada histórica.
Y eso que no empezó del todo mal la noche para los de Ancelotti, que tras ver como Courtois, una vez más, les salvaba de dos ocasiones clarísimas en los primeros minutos, se adelantaron con una jugada de Mbappé que por un momento recordó a aquel joven jugador que maravilló al mundo con el PSG.
Poco le duró la alegría a los blancos, ya que en el minuto 22, Lamine Yamal, el niño que maravilla ahora, hizo lo que quiso con el balón y definió con una templanza y una suavidad como si quisiera mandar un pase a la red. Aquí acabó el partido del Madrid y empezó un sparring del Barça.
Primero Camavinga cometió un error incomprensible para un jugador de su nivel, dandole una patada en el muslo a Lamine dentro del área. Pero más incomprensible todavía fue que el árbitro no lo viese y tuviera que ser el VAR el que le llamase. Sea como fuere, Lewandowski colocó el balón imposible para el portero belga, que le adivinó el lado, y acabó con una sequía terrible que arrastraba el delantero.
Solo tres minutos después, Koundé dio un pase de ensueño para dejar solo a Raphinha y poner el 1-3 en menos de 40 minutos de partido. No iba a quedar aquí la cosa, porque en el largo descuento de la primera parte, el extremo brasileño mandó a correr a Balde para que sentenciase el partido antes de irse al descanso.
Solo la expulsión frenó al FC Barcelona
Movió ficha Ancelotti sacando a Ceballos en la reanudación, pero de poco sirvió, ya que a los dos minutos de empezar la segunda mitad, nuevamente Raphinha marcó para poner en el marcador una manita que no se olvidará tan fácilmente.
Mbappé, el único que se salva de la debacle, provocó la expulsión de Szczesny cuando le derribó fuera del área y el francés se quedaba solo sin portero. Esto, sumado a que Rodrygo marcó un golazo en esa falta, dio alas a los aficionados blancos para soñar con la remontada, pero ni mucho menos.
Ni el Real Madrid ni Ancelotti supieron jugar con la ventaja numérica, y pusieron en muy pocos aprietos a la defensa blaugrana que dio una masterclass de resistencia en la última media hora de encuentro.
Solo Kylian tuvo una ocasión clarísima en el descuento que sacó Iñaki Peña de manera extraordinaria, pero lo demás fueron centros sin criterio, dejando ver que el equipo madrileño estaba sin ideas, superado y fundido a pesar de tener un jugador más en el verde.
De esta manera, el Barcelona se hacía con la Supercopa, este nuevo formato que se juega en un país sin tradición futbolística y donde las mujeres de los protagonistas son acosadas en los estadios, como contaba la mujer de Dani Rodríguez tras las semifinales jugadas por el Mallorca, tema del que por cierto la Federación no se ha pronunciado todavía. Al final, con tener su clásico anual allí y lo que económicamente conlleva es suficiente.