Cuando Giuliano Simeone volvió de su cesión en el Alavés, muchos ‘entendidos’ del fútbol aseguraban que no tenía nivel para el Atlético de Madrid y que solo jugaría por ser hijo del entrenador. En algo, razón no les faltaba, y es que Giuliano juega en parte gracias a Diego Pablo, que le ha inculcado correr como el que más, no dar nunca jamás una pelota por perdida, y tener un amor incondicional por la camiseta rojiblanca.
En semifinales contra el Getafe, marcó los dos primeros goles de los 5 que metió el equipo colchonero para pasar a semifinales. Y teniendo en cuenta que están segundos en Liga, a 1 punto del líder, y en octavos de la Champions, menuda temporada.
Los de Bordalás no fueron rival en el Metropolitano, ofreciendo una versión totalmente distinta a lo que se ha visto este 2025 y dando a entender que lo importante está en la competición doméstica.
Simeone quería amarrar el partido desde bien pronto, y vaya si lo consiguió. En el minuto 17 ya iba dos goles arriba gracias al doblete de su hijo. Lejos de ponerse a defender el resultado, los locales siguieron con un ímpetu ofensivo que les llevó a irse al descanso con un marcador de 3-0, gracias al gol de Samu Lino en el minuto 42. Ya son tres goles y una asistencia en los últimos cuatro partidos del brasileño.
Bordalás intentó reaccionar tras el paso por vestuarios, sacando a Borja Mayoral y a Carles Pérez, pero en el Metropolitano ya estaba todo el pescado vendido esta noche.
Diego Pablo, empezando a pensar en el derbi del sábado, dio descanso a Griezmann y Julián Álvarez, pero eso no evitó que el Atleti siguiera haciendo daño al Getafe, ya que los otros dos delanteros, Correa y Sorloth, marcaron un gol cada uno para cerrar la primera noche tranquila en el feudo rojiblanco después de mucho tiempo.
Ahora mismo, los de Simeone son candidatos a todo, pero tienen que ir ‘partido a partido’. Próxima parada: Bernabéu.