Este lunes 10 de febrero ha arrancado la segunda semana del juicio al expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, por el beso que le dio a Jenni Hermoso tras la final del Mundial de 2023.
Montse Tomé, entrenadora del equipo femenino, fue una de las tres testigos que declaró en la quinta jornada del proceso, en la que también están implicados tres exdirectivos cercanos a Rubiales: Albert Luque, exdirector deportivo de la Selección masculina; Jorge Vilda, exentrenador de la Selección femenina; y Rubén Rivera, exjefe de marketing de la RFEF.
Tomé ha explicado que la ausencia de Jenni Hermoso en las dos convocatorias posteriores al mundial no fue una sanción, sino una decisión basada en aspectos deportivos y las difíciles circunstancias personales que la jugadora atravesaba debido a la controversia relacionada con el entonces presidente de la Federación Española, Luis Rubiales. «No fue un castigo», ha sostenido Tomé en su declaración.
La seleccionadora, que en ese momento ocupaba el cargo de número dos en el equipo de Vilda, ha sido cuestionada sobre su decisión de no convocar a Hermoso para los primeros partidos tras el título mundial. Tomé ha seguido argumentando que la jugadora no estaba en condiciones óptimas, ya que no había tenido suficientes entrenamientos con el equipo y había otras jugadoras en mejor estado físico.
Ante la insistencia de la Fiscalía, que le ha preguntado si consideraba que Hermoso, elegida como una de las mejores jugadoras del Mundial, no estaba en condiciones, Tomé ha vuelto a explicar, que su decisión respondía exclusivamente a criterios deportivos. El juez, por su parte, intervino para recordarle a la Fiscalía que Tomé estaba declarando como testigo y no como acusada. «¿Le pegamos para que diga lo que usted quiere?».
Además, Tomé ha negado que Jorge Vilda hubiera tenido influencia en su decisión, aclarando que la responsabilidad recayó únicamente en ella y en su cuerpo técnico. La seleccionadora también ha reconocido la «presión mediática» y la «situación incómoda» que Hermoso atravesaba en ese momento, lo cual, según la seleccionadora, influyó en el rendimiento deportivo de la jugadora.
Durante su declaración, Tomé también ha sido preguntada por su presencia en la Asamblea Extraordinaria en la que Rubiales se negó a dimitir, explicando que asistió porque Vilda se lo pidió, aunque sin dar detalles al respecto. La testigo ha contado que se sintió «muy incómoda» ante esa situación y en esa reunión.
En la misma jornada, también testificaron Salvador Losa, conseller de Presidencia y Deportes del Consell de Ibiza, y Alejandra Hernández, esposa de Rubén Rivera.
Losa ha explicado que el viaje a Ibiza de algunas jugadoras tras el Mundial fue organizado por empresarios e instituciones locales, y él coordinó las actividades, aunque no ha podido confirmar si existieron presiones por parte de la Federación hacia las jugadoras, como se investiga en relación a ciertos momentos del viaje. Losa ha mencionado que no pudo reconocer a las jugadoras debido a que no vestían con ropa de equipo y estaban acompañadas, por lo que sus saludos fueron generales.
Por su parte, Alejandra Hernández ha revelado que, junto a su marido, estuvo en la isla y que él le pidió ayudar a las jugadoras para que pudieran descansar. Ha contado que atendió varias solicitudes, como la entrega de productos de higiene y bañadores, y que se les pidió a los invitados respetar el descanso de las jugadoras. También ha destacado que no vio a Rivera interactuar con Hermoso en ningún momento.
Mañana martes empiezan las declaraciones de los acusados a partir de las 10 de la mañana, por lo que se espera una gran expectación sobre las palabras de Luis Rubiales.