Sudáfrica deja de ser un territorio maldito para España. La Roja, que se despidió hace un año del país africano con una derrota contra Estados Unidos en la Copa Confederaciones y que regresó con un varapalo frente a Suiza, se impuso a Honduras con dos goles de David Villa y depende de sí misma para clasificarse, incluso como primera de grupo, en el choque del viernes ante Chile.
Vicente del Bosque, empeñado en seguir fiel a su estilo pero consciente de que necesitaba un revulsivo, dio entrada a Fernando Torres y Jesús Navas en el once titular, ‘sacrificó’ a David Silva y dio descanso a Andrés Iniesta. La recuperada sociedad Torres-Villa revivió el ataque español y acabó con los fantasmas suizos de un plumazo.
España afrontaba además su segunda cita en el Mundial con la tranquilidad de saber de antemano que la victoria de Chile contra Suiza (1-0) allanaba el camino hacia la siguiente fase.
En los diez primeros minutos los de Del Bosque ya habían firmado un disparo al larguero de Villa, un remate alto de cabeza de Sergio Ramos y dos penaltis en contra que el colegiado Yuichi Nishimura no señaló -una mano de Martínez ante un ‘sombrero’ de Torres y un empujón de Mendoza a Ramos-. Afortunadamente, hasta esos dos errores quedaron pronto en una pura anécdota.
El dominio de España desde los primeros minutos era aplastante, pero esta vez, además, práctico. El festival de toques del choque contra Suiza se convirtió en un recital de ocasiones ante un rival que, con las líneas más abiertas, daba más facilidades que los helvéticos.
Honduras, con Suazo solo y perdido en el ataque, apenas se acercó al área española para disgusto de la prensa sensacionalista, que ya tenía preparados los titulares y la fotografía de Sara Carbonero cuando Iker Casillas salió mal y despejó con las rodillas en una de las ocasiones aisladas creadas por los de Reinaldo Rueda. El portero madridista no está en su mejor momento de confianza, aunque compensó poco después una pérdida de balón de Capdevila.
Villa abrió el marcador (del partido y la cuenta española en el Mundial) en una jugada de tesón, en la que se llevó el balón de rebote y, tras driblar en el área a Chávez, lo colocó en la escuadra opuesta mientras caía (min. 16).
Escarmentados por el precedente, los españoles no se conformaron con el tanto y hasta un ilustre como Zinedine Zidane lamentaba en el palco las numerosas ocasiones que falló la selección en busca de la puntilla.
Torres pudo sentenciar con un remate de cabeza que picó demasiado y después con un disparo a las nubes tras deshacerse de un rival en el área. Pero al ‘Niño’ le faltan minutos tras su larga lesión y eso se nota.
Villa rozó el ‘hat-trick’
La Roja salió del vestuario en tromba. No quería dejar nada a la suerte, por si acaso, y además había que aprovechar el momento iluminado de Villa. Navas dejó el balón atrás para el asturiano, quien, con ayuda de un defensor, no dio opción a Valladares con un disparo certero desde el borde del área (min. 50).
Villa no se conformaba, quería el ‘hat-trick’ y no dudó en pedir el lanzamiento cuando, esta vez sí, el árbitro japonés señaló penalti en un barrido de Izaguirre a Navas. El ‘Guaje’ intentó ajustar tanto el tiro al poste izquierdo que la pelota se marchó fuera con Valladares batido hacia el lado contrario.
España era consciente de que perdonaba la goleada y su ansiedad a punto estuvo de costarle algún susto porque Honduras se encontró con una defensa desprotegida e intentó volver loco el partido imprimiéndole velocidad por las bandas. Sin embargo, el maltrecho Gerard Piqué, que unió un aparatoso corte en el labio al que se hizo en la sien en el partido anterior, y Carlos Puyol no perdían el mando de la defensa y el partido continuó siendo un recital de los de Del Bosque hasta el final.
Juan Mata y Cesc Fábregas salieron para refrescar el equipo y unir su nombre al del goleador Villa sin éxito. La ocasión más clara antes del pitido final volvió a ser del inspirado asturiano, con Figueroa pegado a él como lapa para evitar su ‘hat-trick’.
Con este triunfo, España se olvida del tropiezo inicial del Mundial y da un golpe de autoridad que le permite volver a soñar antes de medirse el viernes a Chile, en un partido en el que el objetivo volverá a ser pasar a octavos como primero de grupo y evitar a Brasil en los cruces.