domingo, noviembre 24, 2024
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Se preocupa más de sus calzones que de jugar

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Neymar ha conseguido pasar a la historia del Barcelona en su primera temporada. Su fichaje se ha convertido en el más polémico de la historia del fútbol y precipitó la dimisión del presidente que le trajo a Barcelona, pero su rendimiento deportivo ha dejado mucho que desear.

Nueve goles y diez asistencias, en 25 encuentros ligueros, son un pobre bagaje para un hombre que llegó para ser el lugarteniente de Messi y se quedó con la etiqueta del ‘fracaso del año’. Sin embargo, la culpa de su inadaptación no la tiene exclusivamente el brasileño.

Las lesiones y sobre todo su entrenador le han condenado a la frustración. Martino sigue sin darse cuenta de que ‘Ney’ no es un jugador que se sepa mover por la banda derecha y no se atreve a ponerle como delantero centro por el mismo motivo que terminó por condenar a Villa o a Ibrahimovic. Messi manda más que el técnico.

En cualquier caso, no se puede negar que el jugador más importante de Brasil también ha estado muy apático. Acostumbrado a su papel de estrella no ha sabido bajarse al barro para conquistar a los aficionados, al menos, a base de lucha. Por otra parte, se le ha visto más preocupado por el marketing y por sus amoríos que por los resultados de su equipo. Ni siquiera tuvo el detalle de escribir un comunicado, cuando Rosell decidió poner pies en polvorosa.

De hecho, el brasileño ya no se libra de las críticas ni en su propio país. Temen que unos meses solo en Europa hayan servido para descuidar la vida de un chico que siempre ha necesitado un control férreo. Aunque en realidad lo que ha terminado de colmar el vaso fue su actuación en el partido de vuelta de los cuartos final de la Champions League frente al Atlético de Madrid.

Aquel día, Neymar se levantó hasta “cinco veces” la camiseta con los pantalones caídos, para que se pudiese ver la marca de su ropa interior, siempre que sabía que la cámara le estaba enfocando. Por eso, el cronista de Folha de Sao Paulo fue especialmente duro con él. “Entró en el campo preocupado con algo más que jugar, lo que ya es un pecado. Nadie con dos neuronas cree que haya sido fruto de la casualidad”, escribieron en el medio paulista que no fue el único que cargó contra Neymar por este asunto.

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