Desde que España es una democracia, los colores futbolísticos de los presidentes de los distintos gobiernos y de los principales líderes de la oposición han generado muchos comentarios maliciosos. Zapatero, confeso culé, vivió durante su mandato la época dorada del club de sus amores, mientras que Rajoy disfruta ahora con el juego de ‘sus galácticos’.
En cambio, desde que comenzó el reinado de Juan Carlos I, los grandes no ganan por goleada entre los presidentes. Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo-Sotelo no hablaban en público de sus preferencias deportivas, aunque el primero fue socio del Deportivo de la Coruña, mientras que el segundo estaba más interesado en la música que en el fútbol.
Además, Felipe González coincidía con su vicepresidente, Alfonso Guerra, en su sentimiento bético. Por otro lado, José María Aznar alardea de madridismo siempre que puede y protagonizó una de las imágenes curiosas de la última final de Champions League al abrazarse con Florentino Pérez tras un gol.
Asimismo, los líderes de los que serían los partidos más votados en las próximas elecciones generales tampoco coinciden en gustos futbolísticos. El madridista Mariano Rajoy tendrá que luchar con el colchonero Pedro Sánchez, aunque el nuevo mandamás socialista no es rojiblanco de cuna. “Jugué en el Madrid, pero me hice del Atleti en el Estudiantes”, contó en un encuentro con varios periodistas del diario As.
Sin embargo, el más revolucionario en cuanto a su afición por el deporte rey es Pablo Iglesias. El líder de Podemos es del Rayo Vallecano y del Numancia. El presentador de Las Mañanas de Cuatro, Jesús Cintora, desveló el dato en el programa Partido a Partido Radio.
De hecho, la simpatía que siente Pablo Iglesias por el conjunto soriano no es de extrañar, ya que el político vivió desde los dos hasta los trece años en esa ciudad. No obstante, el profesor de la Complutense demostró que durante un tiempo fue uno de los seguidores más fieles del Numancia. «Pablo Iglesias ha visto un ascenso del Numancia que no vi yo. He visto ascensos del Numancia a Segunda, ante el Recre, y he visto ascenso a Primera, unos cuantos, no voy a aburriros, y también descensos aquí en Vallecas, que es una putada», cuenta Cintora.
En cualquier caso, Iglesias siempre fue moderado en sus creencias deportivas. «El ascenso a Segunda B (1989) lo vio Pablo porque era un chaval, allí en el campo de Garray. Ese no le he visto yo. Pablo veía fútbol en aquella época, pues imagino que con los colegas en Soria donde tampoco había nada que hacer. No le veo muy forofo, pero si iba», dijo el periodista.
Finalmente, la separación de los padres del político hizo que Pablo Iglesias se mudara con su madre a Vallecas. Allí rápidamente se metió en la dinámica del barrio, aficionándose por el equipo del lugar.