martes, noviembre 26, 2024
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Luis Enrique vuelve a enfurecer ante la prensa “simpática”

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Entrenar al Real Madrid o al Barça y entrenar al resto de equipos en España y casi en todo el mundo es un oficio diferente. De hecho, muchos hombres saben que no basta con ser un buen entrenador para capear con los temporales que a veces producen los medios y las masas que les rodean.

Diego Pablo Simeone nunca habría triunfado en los grandes de la Liga porque en el Madrid y en el Barça no vale con ser un buen técnico, también hay que hacer un fútbol preciosista y exhibir mano izquierda por todos los rincones. Por eso, José Mourinho puede ser el mejor entrenador del mundo en cualquier equipo, menos en el Madrid y en el Barça, puesto que la presión que generan sus declaraciones se multiplican por diez en estos escenarios.

Luis Enrique vio lo que pasó con Mourinho por no cuidar las relaciones con la prensa hace unos años, pero no ha aprendido nada. El gran gestor de estos macroclubes no es el que nunca pierde, ni el que consigue que nunca se hable de crisis en su vestuario. El hombre ideal para estos banquillos es el que sabe minimizar los efectos de los baches y en eso Luis Enrique es patético.

Ancelotti, seguramente mucho peor entrenador que Mourinho en lo táctico, pocas veces hace un cambio decisivo. Nunca ha ganado títulos con equipos claramente inferiores. En cambio, lo tiene todo para ser el mejor míster para los equipos que parten como favorito. Exhibe mano izquierda con los futbolistas y se convierte en un amigo que va a las celebraciones de su cumpleaños. También es simpático con la prensa porque sabe que si vienen mal dadas ciertas informaciones pueden intoxicar dentro del seno del equipo y que tarde o temprano las derrotas importantes llegarán.

El éxito final solo depende de la gestión de la crisis que se haga. El año pasado ya lo demostró con Di María y en este curso puede salir indemne de las catástrofes frente al Atlético. Es más, utiliza los malos momentos para reforzarse con la ayuda de algunos artículos periodísticos. Se puede decir que en la prensa que sigue al Real Madrid hay mourinhistas y antimourinhistas. Los antimourinhistas estuvieron desde el primer momento claramente con Carletto, pero el mérito del técnico ha sido el de ganarse a los mourinhistas o al menos no darles motivos para estar enfadados ni con su fútbol ni con sus declaraciones.

Más parecido a Mou que a Pep

Sin embargo, lejos de la psicología de Ancelotti en Madrid, Luis Enrique es la antítesis de Pep Guardiola en las ruedas de prensa de Barcelona. Más allá de las olvidadas rotaciones absurdas, el asturiano ha demostrado que su Barça puede jugar de cine. Asimismo, ‘Lucho’ se empeña en que sus crisis sean verdaderos ‘asuntos de estado’ en Camp Barça.

Vale con adquirir un tono conciliador para que la el sector de la prensa siempre afín al club culé se ponga del lado de un técnico que ha perdido un partido, pero que venía de ganar los once anteriores. Pero Luis Enrique entra en el ataque directo y el problema es que su afición empieza a ver que el problema no está en los periodistas, radica en la forma de comunicar de su club y de su entrenador.

Culparon al Sport y a los “medios de Cataluña” de la pelea de Messi con el entrenador, que más tarde Mathieu confirmó. Ahora, los profesionales de La Sexta y Cuatro siempre van a perjudicarle. Por eso, el técnico explotó cuando David Bernabeu le pregunto por la falta de comunicación que hay entre el entrenador y la plantilla.

“Muy simpática la pregunta, en la misma línea de siempre”, aseguró Luis Enrique, mientras se negaba a contestar. De hecho, el asturiano es de los que se creen que pueden elegir las preguntas “inteligentes” que deben hacerles los periodistas, al estilo Cristiano Ronaldo. Eso es solo un síntoma de la falta de democracia que se empieza a imponer en la comunicación de todos los clubes.

“El socio del Barça puede estar tranquilo, hablo y analizo todo lo que debo hacer como entrenador. Todo lo que rodea a mi cargo claramente malintencionado no me interesa y no lo voy a comentar”, justificó para no hablar de ese asunto. “Fútbol me interesa; gossip no me interesa”, dijo para cerrar el tema, pero no se dio cuenta que hubiese bastado con sonreír y decir que eso son solo rumores malintencionados para acabar con la polémica y tapar todo el ruido. El entrenador solo hace de altavoz para sus críticos con esa actitud borde y altiva.

Por otro lado, Luis Enrique sí gestionó con la cabeza fría la derrota de su equipo frente al Málaga. “No ha sido una hecatombe, las derrotas siempre afectan y más cuando intentas acercarte a la cabeza de la Liga. Queda mucho todavía y hay que seguir siendo constantes».

Además, el entrenador culé prevé una eliminatoria de octavos de final de la Champions League muy igualada. «Se debe demostrar en el campo. No creo que haya un favorito de inicio. Tenemos un rival, dos partidos, tenemos que ser superiores. Competir en este marco ante un rival favorito a conquistar la Liga de Campeones es un estímulo más que suficientes para sentirnos motivados».

«Va a depender mucho de dónde estén los espacios, de ver dónde tendremos el balón y dónde el rival. Intentaremos desarrollar nuestro juego de ataque y el centro del campo será clave. Fue un partido diferente, el control del partido lo llevó el Barça, sin demasiada profundidad, aprovechó el penalti para adelantarse y lo finalizó con el 0-2. Tendremos que pensar en hacer nuestro partido, con nuestra idea, no en el pasado«, opinó el exfutbolista que se estrena como entrenador en la fase final de la máxima competición continental.

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