domingo, septiembre 22, 2024
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Laporta y Mario Conde se pelean

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Joan Laporta llegó a los juzgados de primera instancia de Barcelona con ganas de llamar la atención este lunes. El expresidente todavía no ha confirmado si se presentará a los comicios que se celebrarán este verano en Can Barça, pero parece haber empezado ya con su precampaña. La estrategia elegida para asaltar el sillón presidencial es la de la polémica, un campo en el que el concejal de la ciudad condal se mueve como pez en el agua.

Para empezar, Laporta se plantó en el edificio con ganas de remarcar las distancias que le separan de la actual directiva culé y de su expresidente Sandro Rosell. Su sucesor en el cargo le tendió la mano en la puerta de la sala 201, pero Joan se negó a saludarle. Después, tampoco quiso estrechar la del dirigente azulgrana Jordi Moix. Una vez superados los pasillos, parecía que la polémica ya había pasado para el político.

100 millones de euros como compensación

Sin embargo, dentro de la sala se encontró con otro ‘enemigo’ inesperado. Laporta tenía que declarar sobre un contrato que firmó el 17 de junio de 2010 y que no habría traído mucha cola de no ser por la intervención posterior de la junta de Sandro Rosell. El Barça llegó a un acuerdo con MCM para la explotación publicitaria de la fachada de la nueva ciudad deportiva por 25 años, pero cuando llegaron los nuevos dirigentes consideraron que ese contrato era excesivamente largo y que hipotecaba al club. Quisieron acortarlo y dejarlo en cinco años con una opción de prorrogarlo durante dos más, pero la empresa publicitaria no paso por el aro. Ahora piden 100 millones de euros como compensación, una cifra que desde las oficinas del Camp Nou consideran excesivas.

En cambio, Laporta no parecía dispuesto a colaborar con ninguna de las dos partes y quiso declarar en catalán cuando el abogado de MCM, Mario Conde, había solicitado que hablase en español. El expresidente dijo que hablaría lentamente y el famoso abogado consideró que se estaba mofando de la causa.

«¿Es capaz de entenderme usted a mí si hablo en castellano?», le reprendió. No obstante, Laporta no estaba dispuesto a ceder y le dijo que era lo suficientemente inteligente para entenderle si hablaba en catalán. “Usted es muy inteligente pero no habla gallego”, le contestó Mario Conde, mientras que el tono de la conversación de elevaba.

Además, Laporta estaba dispuesto a repartir estopa contra todo el mundo y replicó al mismísimo juez por no haber previsto la presencia de un traductor. El responsable de la sala advirtió entonces de que no podría declarar sin la presencia del traductor. “Si no hay uno mañana le citaremos el jueves”. “Estaré de viaje”, expresó Laporta, mientras dejaba claro que tenía una nula intención de colaborar.

Finalmente, Mario Conde solicitó hacer algunas preguntas de todas maneras y el juez accedió. El clima ya estaba enrarecido y Laporta continúo con su guerra particular. No se tomó en serio las preguntas del abogado y no paraba de reírse mientras declaraba. El juez le amonestó por su actitud y después se desvió del tema por el que le estaban preguntando, por lo que el juez también terminó muy enfadado. Mario Conde decidió entonces terminar con sus preguntas antes de tiempo porque vio que no iba a poder sacar nada en claro. El abogado del Barcelona solo le hizo unas breves preguntas en las que no generó ningún problema.

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