El Madrid jugó mejor que el Barça durante más de la mitad del partido, pero no ganó. El mismísimo Cruyff reconoció que los blancos hicieron más méritos para llevarse la victoria, pero a veces el fútbol es así de inexplicable. Sin embargo, para crear ‘buenos titulares’ hay que buscar culpables a toda costa, hasta donde no los hay.
Además, es muy fácil culpar a Casillas y a Bale de todos los males del madridismo, cuando el Bernabéu suele pitarles con asiduidad. A lo largo de 90 minutos siempre encontrarán motivos para criticarles, aunque su nivel general a lo largo del encuentro sea relativamente alto. Se trata de escribir a favor de corriente, aunque los hechos no se correspondan fielmente con la realidad.
De hecho, Iker Casillas firmó peores partidos justo antes de que Mourinho decidiese sentarle por primera vez, pero entonces el portugués era un loco porque la grada todavía no la había tomado con el capitán. En cambio, lo que realmente importa ahora es que al portero nunca se le juzgará en su justa medida porque unos tienden a endiosarle siempre y otros a atizarle haga lo que haga.
Este fin de semana, Casillas no estuvo muy acertado en los goles de su equipo. No obstante, puestos a depurar responsabilidades, el 90% de la culpa en el gol de Mathieu recae sobre Sergio Ramos, el héroe del minuto 94 al que no se puede criticar, aunque cometa fallos groseros. El de Camas llegó media hora tarde y el portero estaba vendido. Se le cae el larguero encima, como le lleva ocurriendo toda su vida y pocas veces se criticó, pero el centro de Messi es bueno y la salida era complicada.
Bale no tiene licencia para fallar ni una
En el segundo gol, también se vence antes de tiempo. Se equivoca porque piensa que tiene que decidir entre uno u otro palo y toma la peor decisión. Suárez le gana la partida, pero no se trata de un error escandaloso como muchos quieren hacer ver. Se ven decenas de jugadas como esas cada fin de semana en las que los delanteros le ganan la partida a los delanteros en los manos a manos. Casillas ha recibido muchos goles así a lo largo de su carrera y seguramente todos los porteros profesionales lo han hecho. Asimismo, la jugada de la famosa parada a Robben no es muy diferente, solo que en aquella ocasión tuvo la suerte de sacar el pie y en esta la suerte no estuvo de su lado. Héroe o villano, por unos centímetros.
Iker no cometió ni una sola cantada en todo el partido y además salvó el golaveraje al final del duelo, cuando el Barcelona jugaba a su antojo con una asfixiada defensa blanca. Ancelotti dejó al equipo sin aire por su mala preparación física y por la ausencia de rotaciones, pero como culpar solo al técnico tampoco vende buscaron un jugador de campo al que cargarle el muerto.
La prensa británica se queja de una persecución a Bale y lo cierto es que no va del todo desencaminada. El galés se sacrificó más que nunca por el equipo, robó balones y presionó con ganas la salida del rival. Salió reforzado de cara al vestuario, que le valora muchísimo el esfuerzo, pero no de cara a una afición que tampoco le entiende haga lo que haga.
El ‘11’ merengue fue el cuarto centrocampista y el tercer delantero a la vez y uno de los responsables de que el Barça ni la oliese en más de media hora de choque. Marcó un gol que le anularon por un fuera de juego de CR y falló una ocasión relativamente clara cuando el balón se le quedó muerto en el corazón del área, tras una jugada a balón parado. Un error de los que también se suelen ver con asiduidad, mucho menos grave que el que cometió el ‘7’ madridista cuando mandó el balón al larguero a medio metro de la portería. Hay dos raseros para medir a los jugadores blancos y, por desgracia para Casillas y Bale, a ellos les ha tocado el más severo.