Casillas, sin paradas importantes (5). El portero de Móstoles tuvo al peligro rondando por su portería durante todo el partido, pero no pudo firmar ninguna parada importante. Estuvo seguro en las jugadas menores, pero en el primer gol hizo la estatua y en el segundo fue superado en el mano a mano. Aprobado sin más.
Carvajal, siempre desequilibrante en ataque (6). El partido fue una locura y él es de los que siempre destaca en los correcalles. Creó mucho peligro con sus apariciones por la banda en la primera parte, aunque le superaron en defensa en el primer gol, en el que terminó tropezando con Illarramendi.
Marcelo, un fallo importante y poco más(4). El brasileño tuvo uno de sus días más discretos en el apartado ofensivo. Rara vez pasó del centro del campo con el balón controlado. Hizo aguas en la defensa del segundo gol vigués y no estuvo nada contundente en los despejes.
Ramos, con muchos altibajos (6). Protagonizó la imagen tonta del partido al intentar defender sin bota el primer gol del Celta. Tuvo algunos errores groseros en la distribución del balón, pero estuvo valiente al cruce en algunas oportunidades. Su pase en el segundo gol de Chicharito está al alcance de pocos defensas.
Varane, correcto en la locura (6). El francés no pudo destacar como en otras ocasiones porque los atacantes del Celta llegaban en manada. Se limitó a guardar la posición y nunca fue superado por su par. No tomó ningún riesgo en la distribución de balón y estuvo correcto en el juego aéreo.
Kroos, goleador omnipresente (7). Se tuvo que multiplicar en el centro del campo y distribuyó con rapidez y criterio. Era el único futbolista capaz de frenar la transición de los de Berizzo y se encontró solo en muchos momentos. Marcó un gol en la única llegada que protagonizo.
Illarramendi, transparente (4). Firmó un partido para olvidar. Perdió el balón en el origen del primer gol del partido y estorbó a Carvajal en la misma jugada. Pasó al rival muchos balones, si se tienen en cuenta los pocos que tocó. Ni siquiera estuvo bien colocado en el juego táctico.
Isco, sin el carácter necesario (4). El malagueño no ha vuelto a ser el mismo desde que perdió la posición tras la reaparición de James. Este domingo dejó dos grandes gestos técnicos, pero perdió muchos balones y falló un mano a mano. Se le vio apático en muchas fases.
James, sublime (8). El colombiano fue el único jugador capaz de cambiar el ritmo del juego en zonas de peligro. Inició la jugada del primer gol, asistió en el segundo y marcó en el tercero. Daba la sensación de que pasaban cosas siempre que la tocaba él, aunque en la segunda parte notó el esfuerzo físico.
Cristiano Ronaldo, notable sin suerte (7). No estuvo afortunado de cara a gol, por culpa de los palos. Desbordó siempre que lo intentó y supo marcar los tiempos en el primer gol. Se entendió a la perfección con sus compañeros y fue mucho más solidario que en otras ocasiones con el juego de su equipo. No marcó porque buscó con más insistencia el triunfo que su éxito personal.
Chicharito, intenso matador (9). Fue un auténtico dolor de cabeza para los centrales. Presionó y se movió por todo el frente de ataque. Disparó sin pensárselo siempre que pudo y firmó dos goles estratosféricos. Dejo ver que tiene una gran complicidad con James y con Cristiano. También terminó exhausto, pero demostró una vez más que puede cumplir cuando el equipo necesite el delantero puro que no es Benzema.
Pepe, sin tiempo para demostrar nada (-)
Jesé, otra vez en los minutos de la basura (-)
Arbeloa, entró fuera de sitio para perder tiempo (-)
Ancelotti, buen estratega (7). Dio la oportunidad a Illarramendi después del derbi y el vasco demostró los motivos que le llevaron a quedarse en el banquillo en el duelo de Champions. Más allá de esa decisión, supo motivar a sus jugadores para que se tomaran el choque liguero con la mayor intensidad. Aprovechó que el Celta estaba volcado en busca del empate para forzar la contra y una vez que tuvo el cuarto en su cuenta cerró el partido con cambios defensivos. Parecía que la locura podría perjudicarle, pero acabó utilizándola en beneficio propio con un punto de suerte.