En el verano de 1999, el Madrid pagó al Arsenal casi 6.000 millones de pesetas por el traspaso de Nicolas Anelka. El delantero solo duró un año en la ‘Casa Blanca’ por culpa de su indisciplina y de su bajo rendimiento. Sin embargo, el entonces jovencísimo futbolista venía de dos años deslumbrantes en Londres, aunque en el viejo Highbury más de uno ya le había puesto la cruz.
De hecho, según cuenta una biografía del jugador clave en la consecución de ‘La Octava’, una discusión con Vieira le colocó en una difícil posición, cuando todo hacía indicar que triunfaría durante muchos años en el Arsenal. «Estábamos jugando contra el Fulham en Highbury y recuerdo recibir un balón de Bergkamp, recortar el portero con facilidad y, con la portería de par en par, echarla fuera en el último momento. Ocurrió porque me cegó el sol. ¡No fue mi culpa! Vieira me echó una mirada furiosa y yo sabía que estaba en problemas”, narra el libro.
Vieira no entró en cólera sobre el campo, pero utilizó sus galones de veterano en el vestuario, ya que es tres años mayor que Anelka y llegó a Londres una temporada y media antes. “En las duchas, se volvió contra mí y yo le respondí, sabiendo que no debería haberlo hecho, pero le llamé ‘jodido larguirucho patoso’. Al principio solo me miró con sus ojos huecos; entonces… ¡ZAS! Cuando estaba sentado me dio una bofetada en la cara con su pene”.
Además, llaman la atención los detalles ‘escabrosos’ que el actual futbolistas del Mumbai City, cuenta de su episodio con el ahora entrenador. «Fue como ser golpeado por un salmón curado húmedo. ¡Nadie podía creer lo que estaba viendo! ¿Te imaginas lo vergonzoso que es que te den una bofetada en la cara con una asquerosa espada de 14 pulgadas (35 centímetros) delante de tus compañeros? Fue el peor momento de mi vida«, admitió el triple campeón de Europa con Madrid, Chelsea y Francia.
De hecho, el atacante ni siquiera se atrevió a contestar a su compañero de equipo porque sabía que su jerarquía le podía causar más problemas. «Nadie dijo nada durante lo que pareció una eternidad. El silencio solo se rompió cuando Ashley Cole preguntó: “¿Es mi turno?”. Fue entonces cuando supe que tenía que irme. Cuando Wenger se enteró de lo que había hecho simplemente le chocó la mano a Vieira y gritó: “¡Y es por eso que él es el capitán! ¡Mira qué cosas!».
Asimismo, la prensa catalana especula con que el tema le hizo mucha gracia a Álvaro Arbeloa. El madridista habría retuiteado un mensaje que recordaba el incidente, para borrarlo poco después.
En cualquier caso, el relato tiene algunas lagunas importantes. La biografía es literaria y no está escrita por el verdadero protagonista. Además, Vieira no fue capitán oficial del equipo hasta el año 2002, aunque podría ser la voz más autorizada en el vestuario desde mucho antes, gracias a su gran carácter ganador.