Jailson Macedo de Freitas fue el protagonista de un curioso episodio en el fútbol brasileño. Se disputaba un encuentro entre Chapecoense y el Palmeiras y Macedo era el árbitro. En un lance del juego, Egídio, del Palmeiras, le arrebató limpiamente el balón a uno de los jugadores del equipo contrario, que se quedó en el suelo quejándose de su rodilla. Macedo sin pensarlo sacó la tarjeta roja.
Los compañeros del jugador que mandó a los vestuarios se le echaron encima para protestar por la decisión, y en ese momento tuvo lugar la situación cómica. El arbitro principal habló con sus asistentes y ordenó lo que se ha visto pocas veces en un campo de fútbol: que el futbolista que había visto la tarjeta roja volviese al terreno de juego.
Tras ser llamado por sus compañeros, Egídio reaparece por el túnel de vestuarios y vuelve al campo. El partido, que iba 1-0 a favor del Chapecoense en ese momento, finalmente terminó con un abultado resultado de cinco goles a uno en contra del Palmeiras.