Ángel Torres está empeñado en innovar con su gestión en el Getafe, pero parece que sus movimientos son cada vez más estrambóticos. Hace cuatro años intentó vender el club de fútbol a un grupo inversor de Dubai, pero todo fue una extraña estafa en la que el jeque árabe resultó ser un camarero brasileño disfrazado.
Después, llegó alguna propuesta más que no terminó de concretarse para la venta, pero las negociaciones no fracasaron porque su actual propietario no pusiera de su parte en las negociaciones. «En el Getafe todo está en venta, hasta el presidente, si la oferta es buena», dijo el socio del Real Madrid”.
Sin embargo, ante la imposibilidad de hacer la caja que desea con un comprador extranjero, Ángel Torres se plantea ahora llevar al Getafe a otra ciudad española para revalorizar el club. El Larguero adelantó que el mandatario azulón tiene ofertas de dos ciudades españolas importantes que no tienen club en Primera División, aunque cuesta encontrar a candidatas que estén dispuestas a renunciar a la afición por su club de Segunda o Segunda B para hacerse de un ‘nuevo equipo’ surgido de la nada y que podría bajar al año siguiente.
La idea resultaría normal en el deporte estadounidense, pero en Europa el deporte de clubes todavía guarda un romanticismo mucho mayor. En España, solo se recuerda un caso similar en la venta de la plaza del Ciudad de Murcia al Granada 74 y la aventura no salió demasiado bien. En cambio, Ángel Torres está enfadado con los regidores de la ciudad del sur de la Comunidad de Madrid y piensa que con amenazas puede conseguir su deseo.
Un equipo poco atractivo, más allá de su localización
“Lo único que le digo al Ayuntamiento es que recapacite. Llevamos cinco años sin pedir nada, que nos dejen trabajar, incluidas las categorías inferiores, que no nos vengan con el rollo de compartir. De momento hablo con el ayuntamiento, si no quieren que lo digan. Estoy para trabajar y tener el equipo en Primera y pelear con el Madrid, con el Atlético, con el Rayo», admitió el mandamás del ‘Geta’ durante la visita del Barcelona a su estadio.
Asimismo, Ángel Torres tampoco tuvo ningún problema a la hora de reconocer que las supuestas ofertas de traslado el club son ciertas. «Sí, me ha ofrecido mucha gente llevar la franquicia del Getafe a otra ciudad», aunque todavía no ha hablado con la Liga para concretar esta posibilidad, aunque parece que Javier Tebas no podría poner demasiadas pegas con el precedente del Granada 74.
En cualquier caso, llama la atención que la medida se tome para que los chavales de las categorías inferiores puedan disponer de campos en exclusividad y pretendan llevarse el equipo a cientos de kilómetros de distancia, lo que supondría el desmantelamiento de las categorías inferiores casi al completo (y que un futuro Raúl González pueda triunfar en el Rayo). La mayoría de los niños que juegan en el Getafe no podrían mudarse a cientos de kilómetros de su casa para seguir con su sueño.
El principal problema que tiene el Getafe en su emplazamiento actual es que tiene que competir con tres equipos de Primera con una tradición mucho mayor y eso no se solucionaría si se va a una localidad cercana, por lo que el viaje sería lejano. Además, no está tan claro que la situación del equipo pueda mejorar muchísimo en otro lugar puesto que se trata de un club mermado por el quinto límite salarial más restrictivo de la Liga, a pesar de que lleva once años consecutivos en Primera División.
Además, el Getafe no solo no es atractivo por su localización, puesto que su estilo de gestión deportiva en los últimos años ha servido para mantener al club en Primera, pero no para hacerlo atractivo para el espectador. Su fracaso a la hora de conectar con el público no se puede reducir al alto precio de las entradas en su estadio como muchos quieren contar, puesto que como visitante tampoco atrae demasiado. Es el peor equipo en porcentaje de asistencia de toda la Liga como local, pero también es el tercero por la cola a la hora de congregar a los aficionados rivales. Los campos de la Liga solo tuvieron un 68% de aforo la temporada pasada cuando jugó el Getafe, mientras que modestos como el Eibar y el Rayo llamaron algo más la atención de los aficionados en sus diferentes visitas.
Por todo eso, lo mejor que puede esperar el club y la ciudad es que las partes implicadas se acaben entendiendo y que el club no pierda a los pocos incondicionales que tiene. El club no trae tantos beneficios a la ciudad como a los políticos les gustaría, pero resulta increíble que una entidad deportiva tenga que mudarse por culpa de unos campos de entrenamiento en pleno siglo XXI.