lunes, septiembre 23, 2024
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La metamorfosis de Benítez, de ogro a trabajador sumiso

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La vida de Rafa Benítez ha cambiado mucho desde que se hizo cargo del Valencia, hace catorce años. En su primera etapa en Primera División, era un entrenador joven e inexperto que no temía ni a directivos ni a periodistas, pero con su madurez resulta evidente que eso ha cambiado. Aunque también parece claro que la grandeza del banquillo que ahora ocupa le condiciona mucho más que lo hizo su puesto en Liverpool, Milán o Nápoles, pese a que su nuevo estilo no le ha evitado problemas con algunos futbolistas.

Tras la última rueda de prensa del entrenador tras el partido frente al Getafe, en el corrillo posterior de periodistas muchos comentaban que Benítez había cambiado mucho en los últimos años, puesto que antes era un entrenador al que le gustaba explicar sus planteamientos y ahora se esfuerza en no decir nada en sus declaraciones ante los medios. No levanta nunca la voz, no quiere dar ni un titular y solo se afana en poner paños calientes en conflictos como el de la lesión de Marcelo.

Benítez sabe que un sector muy importante de la prensa le está buscando porque todavía siente nostalgia de Ancelotti, pero él no entra al trapo y se limita a responder con un tono pausado a todas las preguntas, por muy impertinentes que sean. Sin embargo, se queda en tierra de nadie y no consigue despertar las simpatías de su predecesor italiano, ni tampoco convence a los que fueron partidarios del estilo más fogoso de Mourinho. En definitiva, se convierte en un blanco fácil para todas las críticas.

El comportamiento de Benítez en los últimos tiempos solo se explica desde el punto de vista del hombre de club. El entrenador madrileño, que discutió con Valdano varias veces cuando solo era técnico del filial, no se atreve a contradecir a Florentino Pérez porque sabe que el poder del presidente es absoluto y se limita a seguir las recomendaciones de los responsables de prensa y del resto de los estamentos del club.

Ya no se queja ni de las “lámparas” ni a los “sofás”

En cualquier caso, lo que más llama la atención de estos primeros meses del técnico en el club de sus amores es su obediencia en los temas de la dirección deportiva. El entrenador pidió cuando llegó un lateral izquierdo y un punta como prioridades. Además, también se dio cuenta de que faltaba otro especialista defensivo en el centro del campo y que la plantilla estaba algo descompensada con tantos mediapuntas, pero nadie le hizo caso, ficharon a Kovacic e intentaron contratar a De Gea, cuando él estaba encantado con Keylor Navas. Después, Marcelo se lesionó y Benzema se perdió, con lo que quedó claro que su criterio como técnico era el correcto, pero él nunca lo dijo en público y se limitó a callar porque sabe que su posición en el club está cogida con pinzas desde el primer momento. Asimismo, en los últimos partidos ha quedado de manifiesto que su confianza en Casemiro no es tan grande como muchos creen y que no hay otro jugador en la plantilla con esas características.

«Esperaba un sofá y me han traído una lámpara», dijo Benítez en su etapa en el Valencia en una situación muy parecida. «Si juega es porque no soy un entrenador cabezón. Salvo que se trate de Beckham o Ronaldo no se puede fichar sin el consentimiento del técnico porque de lo contrario se hipoteca al club», explicó en el caso de Canobbio, pero resulta que Kovacic podrá rendir mejor o peor, pero tampoco es un galáctico y ahora no ha puesto ninguna pega.

Asimismo, en su etapa en el Liverpool, cuando tenía mucho más poder en los fichajes del equipo, también se quejó de que los propietarios del club no le daban lo que pedía y llegó a amenazar con dejarles plantados ante la prensa. «A lo mejor podría ser el sustituto de Steve McClaren (entonces técnico de la selección inglesa) si mejorara mi inglés», declaró para contestar a un directivo que le animaba a “dejar de hablar de nuevos jugadores y entrenar” a los que tenía.

Además, en su etapa en el Inter también tuvo muchos desencuentros con Massimo Moratti y dejó claro durante toda la temporada que no estaba de acuerdo con el criterio de los fichajes, pero al salir del club ‘neroazzurro’ explotó definitivamente. «Los aficionados interistas saben que yo hice un trabajo profesional y que si hubiera contado con el apoyo de los dirigentes habríamos podido ganar mucho más. Fue una pena», señaló el entrenador, que pasó su primera etapa en Italia bajo la sombra del triplete de Mourinho.

«Si en agosto hubiera tenido algunos de jugadores que pedí, el Inter habría podido ganar mucho más y quizá mi historia en el banquillo hubiese seguido un camino distinto, porque conmigo el Inter perdió la posibilidad de ganar de otra forma, con otro estilo», explicó en una frase que los madridistas esperan que no se repita con su equipo al término de este curso.

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