El pasado curso James Rodríguez se erigió como un pilar fundamental del Real Madrid. Sus goles, sus asistencias y su facilidad para hacer funcionar al equipo contentaron a Carlo Ancelotti, que le dio un importante rol dentro del once titular. Algo que difiere mucho con lo que se ha observado en esta casi primera mitad de año con Rafa Benítez al mando. El técnico no ha depositado su confianza en el colombiano y lo ha relegado a un segundo plano. Los motivos podrían ser su 'sobrepeso' y su afición por la fiesta, según rumores que surgen desde Madrid y de los que se hacen eco varios medios de comunicación.
Los desencuentros entre James y Benítez son varios. El primero fue en pretemporada, cuando Rodriguez hizo caso omiso a la petición del entrenador de acortar sus vacaciones. Después, al poco de arrancar la temporada, James se lesionó en un compromiso con su selección el 20 de septiembre. Cuando se especulaba con su regreso, el colombiano recayó de su lesión muscular. Curiosamente reapareció con su selección y, tras anotar y mostrarse bien, Benítez no contó con él desde el inicio en los siguientes compromisos del Madrid. Incluso tras la derrota ante el Sevilla se permitió criticar al único que había anotado: “Este es el James actual. Es lo que hay”.
Ahora parece que los motivos de esa suplencia proceden de un 'sobrepeso', un asunto del que ya se habló en el pasado, cuando el Palmeiras descartó su fichaje en 2009. Según comentó Jorginho, exasistente técnico de este equipo, en ESPN: “Tenía entre 17 o 18 años, y estaba gordo”. Algo que recuerda al fichaje frustrado de Isco por el Madrid cuando el malagueño tenía catorce años. En aquella ocasión, el conjunto blanco también desechó la idea de contratarle porque estaba pasado de peso.
Además del 'sobrepeso', a James se le acusa de fiestero. “Me han dicho, cuidado con James que va por el camino de Özil”, destacó Paco González. La noticia salta justo después de la derrota ante el Villareal, que ha dejado muy tocado al Real Madrid, y pocos días después de conocerse que algunos futbolistas acompañaban a Cristiano en sus habituales viajes a Marruecos, donde el portugués se gastó 1,5 millones de euros en una fiesta.