domingo, septiembre 22, 2024
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Una mononucleosis retira al gran verdugo de Nadal

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Robin Soderling entró en la historia del tenis en 2009, cuando se convirtió en el primer tenista en derrotar a Rafa Nadal en la tierra de París. El manacorense había ganado ya cuatro Roland Garros y en los cinco años posteriores volvió a levantar ese Grand Slam, mientras la llama de su oponente se apagaba poco a poco.

El tenista sueco perdió la final de 2009 frente a Federer y al año siguiente cayó en la misma ronda en tres sets contra Nadal. Además, en 2010 cortó la racha de Roger Federer de 23 semifinales de Grand Slam consecutivas y se alzó con el Masters de París.

Asimismo, en aquellos maravillosos años para él, levantó los trofeos de Bastad en dos ocasiones, Rotterdam también por dos veces, Brisbane y Marsella. Llegó a colocarse en el número cuatro de la clasificación ATP y estuvo en unas semifinales de la Copa de Maestros.

Sin embargo, en todos los años en los que estuvo en lo más alto no consiguió despertar muchas simpatías. «Yo estoy aquí para jugar al tenis, no para hacer amigos. No puedo hacer nada si a no caigo bien, pero a mí me da igual ser más o menos popular».

Rivales dentro y fuera de la pista

De hecho, Rafa Nadal llegó a definirle como «un chico extraño, del que nadie habla bien”, cuando se convirtió en uno de sus enemigos fuera de la pista. Por eso, Robin Soderling se dedicó a criticar al balear ante los medios siempre que pudo y se alegró de la derrota de la segunda derrota de Rafa en Roland Garros en 2015. En cambio, el actual número 5 del mundo reconoció que la derrota contra el sueco le dolió mucho más porque luchó, “pero sabía que no debería haber jugado allí”, dijo mientras explicaba que sus problemas en las rodillas ya eran graves y no le permitieron jugar en el Wimbledon posterior.

En última instancia, Soderling tuvo un final de carrera extrañísimo. Dejó de jugar tras Bastad 2011, cuando ganó un torneo pese a que ya jugaba con mononucleosis. Después, reconoció que se empeñó en jugar y entrenar pese a la enfermedad y cuando quiso atajarla fue demasiado tarde porque ya no se recuperaba igual de los esfuerzos. Hasta este año tenía toda la esperanza de volver e intentaba recuperar la intensidad en su preparación, pero finalmente no ha podido y ha remitido esta carta a sus 31 años.

«Con esta carta quiero informaros que he decidido finalizar mi carrera como tenista profesional. En 2011 caí enfermo con la mononucleosis y no me di cuenta de la seriedad de esto. Continué entrenando y compitiendo con el virus en mi cuerpo y eso ha hecho que la enfermedad se hiciera más fuerte.

Desde entonces he luchado para recuperarme por completo pero con la enfermedad me ha sido imposible entrenar al 100% y tenía que descansar después de cualquier esfuerzo físico. En algunos momentos me sentía tan mal que no me podía ni levantar de la cama. El año pasado, sin embargo, mi salud mejoró y pude incrementar mi dosis de entrenamientos pero mi recuperación post-entreno no sigue siendo como a mí me gustaría. Para poder competir profesionalmente se necesita de una forma física constante que yo no puedo tener.

En todos estos años he creído que podía volver a la élite del tenis pero me he dado cuenta que no sería capaz de jugar a tenis al nivel que yo demando de mí mismo. Por eso decido acabar aquí mi carrera como jugador».

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