El tropiezo del Barcelona propiciaba una inmejorable ocasión para que el Atlético asaltara el liderato. Quizás por ello el equipo de Simeone arrancó eléctrico, en busca de un gol que evitara los apuros del último día frente al Rayo Vallecano. Nada más arrancar el encuentro llegó la primera ocasión, en la especialidad de los rojiblancos: el balón parado. Saúl cabeceó un centro desde la esquina de Koke y el esférico se estrelló en el lateral de la red. Poco después, Jackson hacía emplearse a fondo a Mariño.
El Levante, trataba de aguantar las embestidas del equipo local, y renunciaba por obligación al balón. El Atlético, por medio de un gran Griezzman, tomaba el control total del partido. El propio francés, con una internada por la derecha, volvía a meter miedo al conjunto visitante, que aguardaba a la contra. Y pese a que en los quince primeros minutos sólo montó un ataque, no estuvo lejos del gol. Mediado el primer tiempo, se produjo la primera acción polémica. Correa, de menos a más, cayó en el área. El penalti, claro, no fue señalado. Simeone, junto al calderón, protestó la decisión, y fue inmediatamente advertido por el colegiado.
El partido, pese al 0-0, mostraba un gran ritmo. Y las mejores oportunidades estaban por llegar. Savic, de nuevo tras un saque de esquina, cabeceó en el primer palo y su remate se estrelló en el palo. La respuesta del Levante fue inmediata. Verza cazó un balón en el área y su disparo con la diestra se topó con el palo ante la atenta mirada de Oblak. El Levante, pese a ser dominado, demostraba que necesitaba bien poco para hacer gol.
Pero el riesgo era evidente. A la media hora, Jackson amortiguaba un balón con el pecho y servía un buen balón para Koke, pero su carrera no fue buena y la ocasión quedó en nada. El colombiano también dispuso de una buena ocasión dentro del área, pero su disparo precipitado no cogió fuerza. Pero no era el día del Atlético, errático en los últimos metros. Lo manifestó Griezzman, que en una internada desde la derecha, prefirió asistir a Jackson, mal, en vez de proseguir su carrera. Sin goles, pero con un claro dominio rojiblanco, se llegó al descanso.
Poco cambio el guion tras los quince minutos de tregua. Es más, se acrecentó el asedio rojiblanco. Jackson asumió el papel de delantero referencia, bajando cada balón aéreo que le llegaba. Así, asistió a Koke en el área. El centrocampista, que llegaba con fuerza desde atrás, estrelló el balón en el palo. El colombiano, por partida doble, también probaba suerte sin fortuna. Eran los mejores momentos del Atleti, que pudo encontrarse con un gol ‘sin querer’. Un centro de Vietto, por el que apostó Simeone al poco de arrancar la segunda mitad, se envenenó hasta acabar de nuevo en el larguero. Por tercera vez el equipo local se topaba con la madera.
Simeone, además de introducir a Vietto, mandó entrar al césped a Carrasco, en lugar de Koke, y más tarde a Thomas, por un Jackson que se diluyó. Pero los colchoneros seguían sin hacer daño por el centro. Tan solo llegaba algún centro inofensivo desde la banda. Las ocasiones empezaron a cesar y el Levante, durante cinco escasos minutos, se animó. Y conectó bien en los metros finales. Incluso Xumetra, tras una gran combinación, pudo adelantar a los visitantes.
La principal arma del Atletico, Griezzman, no aparecía. Y con Vietto algo tímido, parecía difícil adentrarse en la buena defensa que planteó Fransesc Ferrer. Los minutos transcurrían y el Calderón comenzaba a impacientarse. Justo en ese momento apareció tomas para erigirse en el líder de la noche. El canterano, tras una pared con Filipe Luis, apostó por una jugada individual. Se adentró entre los dos centrales y remató al palo derecho de la portería. Mariño rozó el balón, pero no logró detenerlo y lentamente traspasó la línea entre la euforia de grada.
El Levante no ofreció reacción alguna en los minutos finales y el Atleti, pese a buscar el segundo, puso de manifiesto su escasa precisión en los metros finales en la noche de este sábado. El pitido final coloca líder al Atlético, dos puntos por encima del Barcelona, aunque con un partido más disputado.