Son muchos los entrenadores que ante la falta de oportunidades en la Liga Española han decidido emigrar al extranjero. Y la mayoría, con un bagaje poco positivo. Del fracaso de Luis Aragonés y Vicente del Bosque en Turquía, a la reciente destitución de Lopetegui. Otros, como Pep Guardiola y Rafa Benítez, sí han triunfado tras cruzar la frontera. Roberto Martínez, con la facilidad añadida de haberse formado directamente en la cultura inglesa, es otro de los grandes referentes lejos de España.
El Oporto ha oficializado este viernes la destitución de Julen Lopetegui, que ha sido incapaz de mantener la 'buena' inercia de la temporada pasada. El joven técnico ha dejado al equipo portugués fuera de la Champions y tercero en Liga, donde el Sporting de Lisboa y el Benfica se han mostrado más fuertes. Tras probar suerte como seleccionador español en las categorías inferiores, se embarcó en una aventura complicada que le ha quedado grande.
En su año y medio en Portugal, Lopetegui ha evidenciado la manía que tienen los técnicos españoles de apostar por futbolistas de su mismo país. Julen contó con seis españoles en sus filas en la pasada temporada: Óliver Torres, Marcano, Adrián, Tello, José Ángel y Andrés Fernández. Algo jamás visto en Portugal y que le permitió dejar una buena imagen en Europa, pero no conquistar el título liguero. Después, tras la venta de muchos de sus referentes, no ha podido cumplir las expectativas.
Luis Aragonés, en su etapa en el Fenerbache, también recurrió a esta fórmula al fichar a Güiza como delantero referencia. Al final, terminó cesado sin finalizar siquiera una campaña. Algo parecido le sucedió a Del Bosque en Turquía, en este caso al mando del Besiktas. El ahora seleccionador español, tras su etapa gloriosa en el Real Madrid, fue expulsado de su cargo también sin finalizar la temporada.
Clemente y Míchel son otro de los ejemplos más sonados. Al primero parecen gustarle mucho los retos complicados. Decidió dirigir a la selección de Camerún y terminó cesado en 2011. En Serbia, tampoco cuajó. Pese a todo, ahora tiene el timón de Libia, otro proyecto que se antoja difícil. El madrileño se marchó a Grecia y levantó tres títulos con el Olympiacos. Pero desde el club entendieron que podría haber hecho mucho más en una liga de escasa exigencia y también le apartaron. Incluso Gregorio Manzano podría ser otra muestra de fracaso, tras acabar de mala manera su carrera como técnico en Asia, dirigiendo a dos equipos en dos años con un bagaje muy negativo.
Pero no todos han decepcionado al marcharse al extranjero. Guardiola, tras cerrar un ciclo de ensueño en el Barcelona, se marchó al Bayern de Munich. Y en Alemania ha refrendado su buena labor como técnico, con dos Bundesligas y una Copa. La Champions, es su asignatura pendiente, y la culpa de que no haya terminado de convencer a muchos aficionados. Hace unos días anunció su deseo de marchar a la Premier, donde espera mantener sus éxitos.
Rafa Benítez, ahora sin equipo, también ha triunfado fuera de España. Tras llevar al Valencia a lo más alto, se marchó al Liverpool, donde conquistó una Champions. Después al Inter, donde fue despedido con brevedad, no sin antes hacerse con el Mundialito de Clubes. Después puso rumbo al Nápoles, donde ganó una Copa y una Supercopa.
Roberto Martínez es otra de las grandes figuras españolas. Sin embargo, a diferencia del resto de técnicos, no ha tenido que adaptarse a otra cultura. No ha entrenado nunca en España y su adaptación, en este caso al futbol inglés, ha sido más sencilla. Sus logros, con equipos minoritarios, son de mucho mérito. Ha ganado un título con el Swansea, y otro con el Wigan, un balance más que positivo. Pero, en definitiva, salvo las últimas excepciones, el periplo de los técnicos españoles en el extranjero no ha sido ni mucho menos positivo.