miércoles, noviembre 27, 2024
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El Barcelona sale airoso del vendaval canario

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La tromba de agua que había azotado a Gran Canaria desapareció, y dejó como único resquicio un viento que no dificultó que el partido se pudiera disputar en las condiciones óptimas. Las necesidad de los tres puntos urgía a ambos conjuntos, aunque para objetivos bien diferentes. Las Palmas, ubicada en el descenso, afronta como una final cada jornada. El Barcelona, en la pelea por la Liga, era consciente de que no podía generar esperanzas en sus inmediatos perseguidores.

Todo esto se palpó sobre el césped, en un encuentro de lo más entretenido. El equipo canario trató de hacer daño desde el inicio y sorprendió a los de Luis Enrique, algo apagados e incrédulos ante la iniciativa rival. Las Palmas lo intentó, pero siempre desde lejos, sin poner en apuros a Claudio Bravo. El Barcelona, sin avisos, exhibió su pegada en la primera llegada (minuto seis). En una maravillosa contra, Iniesta conectó con Alba, que sólo en la banda izquierda, asistió a Suárez, que sólo tuvo que empujarla.

Un duro golpe a la moral de los locales, que no obstante mantuvieron su buena cara y no cedieron el balón a los azulgranas. El premio, más que merecido, llegó cuatro minutos después. Viera, en la frontal, se inventó una asistencia de tacón para William José, que habilitado por Alba ganó bien la posición y batió por bajo al meta chileno. La confianza en los futbolistas de Las Palmas se acrecentó aún más. Con un nivel excelso, los canarios asumieron el control del encuentro y pusieron en jaque al Barcelona.

Sí, el Barcelona quedó replegado en su campo, pero las ocasiones de peligro eran suyas. Las Palmas combinó bien y llegó, pero sin crear excesivo peligro. En cambio, los visitantes, primero por medio de Messi, y después con Suárez de protagonista, rozaba el desempate. La más clara fue la del uruguayo, que incomprensiblemente cabeceó fuera, cuando se encontraba en el segundo palo sin oposición. Y cuando los de Quique Setién más merodeaban el área contraria, de nuevo el Barcelona asestó un golpe importante.

Suárez, desde la derecha, se internó en el área, y tras un genial recorte sirvió el tanto en bandeja a Messi. El argentino, en cambio, se topó con la gran intervención de Varas. Fue Neymar, tras recoger el rechace, el que convirtió el segundo gol cuando apenas restaban cinco minutos para el final de la primera mitad. Le dio tiempo a Las Palmas a ofrecer otro aviso, con un gran disparo de Roque Mesa justo antes del pitido del colegiado. El público recompensó a los suyos con una sonora ovación.

Tras la reanudación, el Barcelona estuvo cerca de repetir lo vislumbrado al inicio, pero Suárez, otra vez, volvió a fallar en boca de gol. Luis Enrique, antes, había decidido introducir a Rakitic por Arda, que además de estar amonestado no había ofrecido nada interesante. Setién partió con los mismos hombres, con Momo y Viera y William como grandes protagonistas. La conexión entre estos hombres desquició a los azulgranas, y es que el mencionado Viera, cerca estuvo de batir a Bravo con un disparo lejano.

Minutos después, el extremo canario tuvo que dejar su sitio a Lemos tras lesionarse en una jugada aislada. También apostó Setién por Araujo, en lugar de El Zhar. Luis Enrique, seguía con los cambios. Retiró a Sergi Roberto e introdujo a Vermaelen, para ganar aún más altura entre sus centrales y evitar posibles remates aéreos de Las Palmas. Pese a las sustituciones, el cansancio acumulado se palpó en el partido, que perdió cierta intensidad.

En cuanto al guion del encuentro, varío un poco. El Barcelona poco a poco tomó el balón, aunque Las Palmas no cesó un ápice en su esfuerzo. Y por medio de Araujo, pudo lograr la igualada en un par de situaciones. La primera, con un disparo picado lejano en el minuto 77, que se marchó desviado por muy poco. Más tarde, en el 82, de nuevo desde la frontal, su disparo raso tampoco encontró portería. Los azulgranas se alejaban de ese tercer tanto que les proporcionara tranquilidad.

Los últimos cinco minutos fueron frenéticos, sin casi actividad en el centro del campo. El empuje de Las Palmas generó muchos más espacios y ambos conjuntos se repartieron ocasiones en las dos áreas. Fue Araujo el que de nuevo tuvo la más clara, pero no pudo hacer nada para otorgar un punto a su equipo. Al final, el pitido del árbitro permite al Barcelona salir airoso de un encuentro que pudo haber sido más plácido si hubieran materializado sus ocasiones.

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