Pese a la gran distancia que ostenta en la clasificación, el Barcelona no muestra un ápice de relajación. El encuentro ante el Eibar en Ipurúa, uno de los campos más estrechos de la Liga, entrañaba cierta dificultad. Los locales plantearon una presión medida para dificultar la salida del balón de los azulgranas, algo cada vez más habitual. En esta ocasión, Luis enrique había planteado una solución: rapidez en la transición. El Barcelona, sin la presencia de Iniesta, combinó con fluidez, casi siempre con uno o dos toques, dificultando la tarea de los hombres de Mendilibar.
La fórmula pronto dio sus frutos, concretamente en el minuto ocho. Messi, pegado a la banda derecha, metió un balón perfecto para Luis Suárez, que con un gran desmarque rompió a toda la defensa. El uruguayo levantó la cabeza y asistió a Munir, que no empujo adentro el balón para deshacer la igualada. El tempranero tanto no cambio el guion, y se mantuvo la intensidad durante toda la primera mitad. Messi, disfrazado de centrocampista, estuvo más participativo de lo habitual. El argentino supuso una amenaza constante, al meter numerosos balones por encima de la defensa.
Sacrificio del Eibar
Munir y Suárez, con sus desmarques, aprovechaban esas asistencias milimétricas. A la media hora, sólo un mal pase del canterano impidió al uruguayo ampliar distancias en el marcador. El Eibar, a pesar del alto ritmo impuesto por el Barcelona, daba la cara y se asomaba al área rival a través de balones aéreos. Rami, con un potente cabezazo, fue el único que causó peligro en la primera media hora. Sin embargo, según se acercaba el descanso, los pupilos de Luis Enrique perdieron algo de posesión y cedieron terreno. Esto lo aprovecharon los locales. Primero Escalante y después un despeje de Busquets pusieron en jaque al Barcelona. El esfuerzo del Eibar, decidido a sacar algo positivo, animaba a la grada.
Messi sentencia
Sí, eran los mejores minutos del conjunto de Mendilibar, pero el líder, además de dominar el toque y la posesión, reina en la contra. Messi recibió en tres cuartos de campo, con Munir a su izquierda y Suárez por el lado diestro. El argentino, muy atento al canterano, se perfiló poco a poco hacia su lado izquierdo en una de sus jugadas más habituales. Tras zafarse de Capa sacó un disparo raso cruzado que batió a Riesgo y que supone su vigésimo tanto en Liga. Un mazazo para el Eibar que no pudo reaccionar en los cuatro minutos restantes antes de que el colegiado señalara el descanso.
Segunda mitad
El panorama no cambio en el inicio de la segunda mitad. El Barcelona mantuvo la seriedad y el Eibar siguió en su intento de hacer daño al rival. Sin embargo, poco a poco el cansancio afloró en la figura de los locales, que cedieron el terreno y el balón por completo a los azulgranas. Los balones largos, medida a la que recurrieron los de Mendilibar, no fue una solución acertada. Lo mejor para el Eibar fue que el Barcelona no encontró situaciones de peligro con asiduidad. En quince minutos, tan sólo Messi se asomó a la meta de Riesgo.
El Barcelona puso un par de marchas menos, para evitar un desgaste innecesario. Se aprovecharon los locales, que llegaron en un par de ocasiones por medio de Adrián. Sin embargo, un pase atrás de Messi provocó la mano de Ramis y el penalti a favor de los azulgranas a quince minutos del final. Pese a la polémica generada por los continuos fallos desde los once metros, el argentino lo lanzó con calma, al centro, y acrecentó la ventaja en el marcador (0-3).
Ya sin ningún atisbo de apuros, Luis Enrique tomó cierto protagonismo al realizar tres cambios de un plumazo. Sergi Roberto, Bartra y Vermaelen entraron en lugar de Piqué, Arda y Busquets. Mendilibar, antes, se la había jugado al retirar a Borja Bastón, su delantero estrella (hoy algo desaparecido), por Saúl Berjón. En los minutos finales ambos equipos perdieron el control en el centro del campo y se vieron varias llegadas al área en los dos bandos. El que mejor parado salió fue el Barcelona.
Un toque de Roberto permitió a Suárez plantarse en el área. Poco le importó al uruguayo la oposición de los dos centrales del Eibar. El delantero se adentró entre ambos, metió cuerpo, se apoyó y batió a riesgo para anotar su gol y certificar el triunfo final (0-4). El Barcelona mantiene su distancia al frente de la Liga y alarga a 36 el número de encuentros sin conocer la derrota.