La situación se ha revertido en las últimas semanas. El bajón anímico del Barcelona, que no gana un duelo liguero desde el 11 de marzo, ha propiciado que irradie un optimismo desmedido en la capital española. El Real Madrid ahora confía no sólo en alzar la undécima Champions League, sino en conquistar la Liga cuatro temporadas después. Una sensación similar a la que experimenta el Atlético, que tras inclinar a los azulgranas el pasado miércoles se ven con opciones de tumbar a cualquier rival.
Con el clásico empezó todo
“Podríamos estar a trece puntos si hubiéramos perdido ante el Barcelona, y ahora nos encontramos a cuatro”, comentó Zidane tras el inesperado tropiezo de su máximo rival en Anoeta. La visita del Real Madrid al Camp Nou parecía intrascendente por la excelsa ventaja del conjunto azulgrana en la tabla, pero al final se ha convertido en un punto de inflexión. Los jugadores blancos, que festejaron a lo grande la remontada, consiguieron algo más importante que recortar tres puntos: minar la moral del equipo de Luis Enrique.
Madrid y Atlético confían en un doblete, se palpa en el ambiente. La Champions ha fortalecido a los equipos de la capital, que tras sendas remontadas ahora sueñan también con la Liga. Las aficiones están exultantes y los jugadores confían en la hazaña. Se ha podido vislumbrar en el último entrenamiento de los pupilos de Zidane antes de visitar el Coliseum: risas y buen rollo. El francés, además, dispondrá de todos sus hombres ante el Getafe, con la única excepción de Modric, que se retiró tras los primeros quince minutos de sesión y podría no ser convocado.
El Barcelona, en la cuerda floja
El conjunto catalán mantiene intacto su favoritismo. La renta que mantiene sobre sus inmediatos perseguidores le permitiría un tropiezo más: el Atlético se encuentra a tres puntos y el Madrid a cuatro, y con ambos tiene ganado el ‘golaverage’. Por si fuera poco, su eliminación en la Champions permite al Barcelona centrarse únicamente en las seis jornadas que restan antes de afrontar la final de la Copa del Rey ante el Sevilla. Pero las sensaciones que invaden a los azulgranas son muy negativas.
“Claro que me preocupa el final de temporada”, explicó sin tapujos Luis Enrique tras la derrota del pasado miércoles. El Barcelona se ha dejado siete puntos en los tres últimos duelos ligueros. Empate ante el Villareal y derrotas frente a Madrid y Real Sociedad. No gana en la competición doméstica desde el 11 de marzo (6-0 al Getafe). Eso, aunado a la reciente eliminación europea, explica los rostros de preocupación en un equipo que aún puede cerrar una gran campaña.
Optimismo en la capital
Lo que ha propiciado el bajón del Barcelona es un auge en las expectativas de Real Madrid y Atlético. Ambos equipos confían ahora en conquistar la Liga y la Champions. Una situación significativa en el equipo blanco, donde antes de visitar el Camp Nou nadie confiaba en alcanzar cotas altas. El sorteo de Champions ha acrecentado aún más el optimismo de los merengues. Su rival en semifinales será el Manchester City, a priori el más asequible de los tres rivales que aguardaban.
Y la vuelta será en el Bernabéu, que tras la gesta ante el Wolfsburgo se muestra confiado. Su rival en una hipotética final sería Bayern o Atlético, y a ambos les ganó en el camino a la ‘décima’. Hace apenas tres semanas el Madrid se erigía como un equipo desarmado y ahora emerge como el rival a batir. Una sensación que experimentan de igual forma los rojiblancos. Si ambos solventan su cruce, reeditarían la apasionante final del 2014.