El verano de 2016 ha sido uno de los más comedidos económicamente del Real Madrid en la última década. De hecho, el balance entre fichajes y ventas se ha saldado con un saldo positivo de 7,5 millones, algo que no sucedía desde la temporada 2008/2009, aunque en ese curso los fichajes de Huntelaar y Lass Diarrá en invierno volvieron a desequilibrar claramente las cuentas. Por eso, hay que remontarse a la 1998/1999 para asistir a una temporada completa en la que el club blanco ganase dinero, como seguramente ocurrirá este curso, puesto que los técnicos no son muy amigos de contrataciones en enero, aunque tampoco está muy claro que en caso de necesidad puedan hacerlo.
Además, esta decisión llama poderosamente la atención, puesto que lo lógico era prever que uno de los clubes más ricos del mundo tirase la casa por la ventana la temporada antes de cumplir la posible sanción de la FIFA (por el incumplimiento del artículo 19 del Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores) que les puede dejar un año sin fichar. Morata no ilusiona en el Bernabéu, pero parece que el club destinará los millones ahorrados a un fin muy diferente.
Por eso, según apunta El Larguero el Real Madrid va a anunciar en las próximas semanas la renovación de al menos cuatro de sus estrellas. La prioridad absoluta sería garantizar la continuidad de Cristiano Ronaldo, que finaliza su compromiso con el club en 2018, aunque el luso ya ha dejado claro que quiere continuar e incluso llegó a decir que su intención es la de retirarse de blanco “a los 41 años”.
Por otra parte, el club cada vez está más convencido de la explosión de Bale y de que el galés es el mejor lugarteniente del ‘7’. Su contrato termina en 2019, pero quiere un sueldo acorde al liderazgo que le tocará asumir en el club. Sabe que los clubes ingleses le ofrecerán mucho más de lo que gana actualmente, por lo que espera que el Madrid le suba el sueldo considerablemente. No obstante, también es consciente de que en ningún otro club tendrá opciones de volver a ganar la Champions.
Cuatro renovaciones como mínimo
Del mismo modo, Modric finaliza su compromiso en 2018, pero actualmente su condición de piedra angular del equipo hace que el equipo no pueda permitirse que llegue al verano que viene con solo un año de contrato por delante. También tendrá que ofrecerle una mejora de sueldo. Por otra parte, Kroos tiene todavía contrato hasta 2020, pero los técnicos creen que una mejoría le ayudaría a sentirse más importante, puesto que consideran que su función en el equipo es vital, a pesar de que el público y la crítica no le den mucho reconocimiento.
No obstante, la situación de Pepe es la más delicada, puesto que solo tiene un año de contrato, pero el club no quiere mojarse tan pronto en su caso ya que tiene claro que la competencia con Varane es muy delicada y no quiere tensar la cuerda antes de tiempo. Además, la continuidad de Nacho en el equipo deja pistas que hacen entrever que el veterano portugués no las tiene todas consigo para continuar. Por último, Isco termina contrato en 2018, pero su situación no anima a ampliar vínculos, mientras que Benzema lo hace en 2019, mientras que el ‘caso Valbuena’ y la competencia con Morata empujan al club a no precipitarse con él. En cualquier caso, no se descarta la mejora de las condiciones de otros futbolistas para demostrarle una clara apuesta por ellos.
Asimismo, todo esto contrasta con los datos del eterno rival, puesto que el Barcelona ha cerrado el verano con unas cuentas negativas de 90 millones de euros en un año en el que solo ha fichado suplentes. No obstante esto deja de manifiesto las diferentes políticas que siguen los clubes en los últimos años. En resumen, el Madrid apuesta por atar a los jugadores que le funcionan a toda costa, mientras que el Barcelona se empeña en la contención salarial y gasta más en contrataciones. En cualquier caso, el lado negativo del planteamiento merengue es el del envejecimiento de la plantilla.
Pese a todo, aunque la sanción FIFA se confirme el Barcelona ya enseñó el camino para burlarla de alguna manera. Los movimientos de Arda Turan y Aleix Vidal, que se quedaron sin jugar en la primera vuelta, demuestran que los fichajes pueden estar disponibles para la fase decisiva del campeonato, cuando realmente importa.
Felipe Poza