La ausencia de Bale y Cristiano, de forma obligada, y la presencia de hombres como James y Asensio en el once, hacían presagiar un Madrid que abogara por el control de la pelota. Para desequilibrar después se encontraba Lucas Vázquez, también titular. Sin embargo, los pupilos de Zidane aguardaron atrás, a la espera de una contra o de balones largos a la espalda que pusieran en aprietos a la zaga del Espanyol. Pero ese plan requería de una buena concentración defensiva, y en el inicio se vislumbró a una zaga blanca muy despistada.
Un Madrid decepcionante
Apenas se había cumplido el minuto tres cuando Ramos, tras un mal control, se vio obligado a frenar a Baptistao con una fuerte entrada que le costó la amarilla. El delantero, adoptó esa posición después de que Piatti abandonara el césped lesionado y Álvaro Vázquez entrara en banda, cerca estuvo de anotar el primero tras un mal despeje de Pepe. Casilla, providencial. Otro que se marchó lesionado fue Casemiro, tras una dura patada de Diop en el gemelo. Kroos, sin calentar, entró en escena.
Entre tanta falta, apenas pudo vislumbrarse algo de juego. Las continuas interrupciones apenas dejaron tres buenas posesiones de cada equipo, con aquella ocasión del Espanyol como único disparo a portería. Un centro envenenado de Vázquez para Asensio, la única llegada al área rival del Madrid. El problema de los visitantes yacía en la escasa participación en el juego de Modric. Tampoco se conocía el paradero de Benzema, incapaz siquiera de bajar a conectar en segunda línea.
Los blancos toman el mando
Pero como son las cosas, que uno de los pocos balones que tocó el francés fue para enviarlo a la red. La jugada, eso sí, quedó invalidada de forma correcta por fuera de juego. El ariete había rematado a la perfección un centro medido de Marcelo. Esa ocasión se produjo a cinco minutos del descanso, después de que el Madrid despertara. Fue culpa de Ramos, que obligó a los suyos a adelantar veinte metros su posición. Con mayor fluidez en zona de tres cuartos de campo, se vieron los mejores minutos de los blancos.
El Espanyol demostró que a la contra podía sorprender. Los blanquiazules, que apenas habían rascado la pelota en el último tercio de partido, cuajaron una buena llegada tras un envío de Javi López y el posterior remate de Baptistao. Llegó la respuesta de los blancos, que firmaron un tanto sobre la bocina, algo que ha tomado por costumbre en las últimas citas. Kroos tocó para James y este, tras hacer un caño a Diop, batió a Diego López desde la frontal. Un golazo para poner arriba a su equipo antes del descanso.
Pese a que el Madrid había hallado la fórmula para hacer daño al rival al final del primer tiempo, arrancó el segundo envite desafortunado. De nuevo abandonó el balón y cedió terreno al Espanyol. Los locales no supieron hacer un buen uso de esos diez minutos de pasividad del conjunto de Zidane, y después sus opciones iban a desvanecerse por completo. Y es que los blancos, después de alargar su descanso, tomaron el balón y evidenciaron la superioridad respecto al rival.
Benzema, en su versión de ‘killer’, rozó el tanto tras un acrobático disparo que armó en apenas un segundo. El francés, apenas participativo en el juego, iba a anotar su ansiado tanto en el ecuador de la segunda mitad. Carvajal asistió a Vázquez, que apuró línea de fondo, levantó la cabeza, y puso el balón al primer palo. Ahí apareció el galo, más rápido que la zaga de Quique Sánchez Flores, para sentenciar el duelo con remate impoluto. Para entonces, el duelo era un auténtico monólogo del Madrid, con Isco en detrimento de James sobre el césped.
Benzema fue el segundo sustituido, justo tras el tanto. Morata, el héroe en Champions el pasado miércoles, entraba a escena. El dibujo se mantenía intacto con Lucas por la derecha y Asensio por la izquierda. Ambos no tuvieron excesiva continuidad en el juego, pero en cada participación pusieron de manifiesto el por qué Zidane cuenta con ellos como primeras alternativas.
En los minutos finales decayó la intensidad. El Espanyol renunció a cualquier posibilidad de remontada, y el Madrid combinó con más lentitud, sin forzar la maquinaria. Las ocasiones desaparecieron por completo, y gran parte de los aficionados abandonaron Cornellá antes del pitido final del árbitro. Triunfo del Madrid en un partido gris, que le permite mantenerse en lo más alto de la tabla.
Alberto Puente