martes, septiembre 24, 2024
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Otro tropiezo con una pésima imagen hace saltar las alarmas en el Madrid

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Los contratiempos para Zidane surgieron antes del envite. En el calentamiento, unas molestias de James obligaron al técnico luso a rectificar el once, e incluir a Kovacic por el colombiano. No fue excusa alguna para el primer e inesperado gol que iban a encajar los blancos con apenas cinco minutos transcurridos. Pedro León levantó la cabeza y puso un balón perfecto para otro ex del Real Madrid, Fran Rico, que cabeceó sin marca e hizo imposible que Navas pudiera hacer algo.

Los locales, que ya habían disfrutado de una interesante llegada por medio de Bale, asumieron el control del esférico tras el mazazo. Isco se erigió como la batuta, siempre en continuo ofrecimiento. Sin embargo, la opción para intentar generar peligro fueron siempre las bandas. Tanto por la derecha con Bale, como por la izquierda con Cristiano. Benzema, en cambio, permanecía fuera de contacto y no establecía ningún tipo de conexión con sus dos aliados.

Bale iguala la contienda

Kroos, en el medio, no andaba tan fino como en otras ocasiones. Aunque no importó. La calidad del Madrid terminó por salir en una acción individual de Ronaldo. El portugués, tras dos buenos recortes, asistió al galés, que estableció las tablas superado el primer cuarto de hora. El Eibar trató de aprovechar la relajación del Madrid posterior al gol, y de nuevo con Pedro León como protagonista, anduvo cerca de volver a ponerse por delante.

Tras ese susto, que pudo tirar todo al traste, el Madrid optó por un plan conservador. Un juego básico al que ha recurrido en las últimas citas. Posesiones largas, de lado a lado, y balones largos al tridente sin asumir ningún tipo de riesgo. Una fórmula que anuló las ofensivas del Eibar, incapaz de salir siquiera a la contra. El conjunto de Zidane halló en Cristiano su principal baza. El portugués mostró una chispa inexistente en citas previas de este curso, y fue el que más peligro llevó al área rival. Pero ni él, ni Bale, ni Benzema fueron capaces de deshacer la igualada antes del descanso.

Zidane buscó soluciones inmediatas, y abogó por dar entrada a Nacho y Morata en detrimento de Varane y Benzema. Pese a los cambios, el Eibar se mostró superior en el inicio, y el Madrid acusó la inoperancia de los de arriba en tareas defensivas. El Bernabéu, harto, estalló contra sus jugadores. Una reprimenda que pareció despertar a los blancos. Kroos se percató de la frescura de Bale, y recurrió a él de forma constante.  Los centros del galés, de lo mejor en los primeros compases.

Persistían no obstante las dificultades para el Madrid, que no encontraba la fórmula para anotar. Morata, impotente tras un mal control, trató de engañar al colegiado al dejarse caer en el área, pero fue cazado y recibió la tarjeta amarilla. Instantes después lo intentó Cristiano con una falta en una inmejorable situación, pero no encontró la portería. Más cerca anduvo Bale, que de la nada sacó un cabezazo al poste desde la frontal.

Sin épica

El conjunto de Mendilibar perdió fuelle y terreno. La banda diestra, con Capa y Pedro León, se mantenía como su única baza y alternativa para armar alguna ofensiva. Zidane agotó los cambios con la inclusión de Asensio, pero el Madrid seguía sin combinar con fluidez en zona de tres cuartos de campo. Con el transcurso de los minutos crecieron los balones en largo a la desesperada.

Pero en esta ocasión, el Madrid ni siquiera recurrió a la épica. La mayor ocasión en los últimos minutos fue un cabezazo de Dos Santos hacia su propia portería. El Madrid cosecha su cuarto empate consecutivo, tercero en Liga, que le hace abandonar el liderato. Crisis o no, Zidane debe replantearse las cosas. Los blancos, además de no saber que juegan, ahora son incapaces de ganar. 

Alberto Puente

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