Hay futbolistas que por sus cualidades parecen condenados a partir desde el banquillo. Como en su día le sucedió a Callejón o a Pedro, Lucas Vázquez atraviesa ahora esta situación. El extremo blanco se muestra feliz, pero su paciencia podría agotarse si su esfuerzo no se ve recompensado. De los ocho partidos que ha disputado el canterano, en siete lo ha hecho como suplente. Zidane sólo le quiere como revulsivo en los últimos minutos.
Vázquez se ha ganado a pulso su renovación en el Real Madrid. Su contrato, que finalizaba en 2018, se ha prolongado hasta el 2021, tras el acuerdo entre ambas partes. El capitán del equipo, Sergio Ramos, felicitó a través de las redes sociales al extremo, que atraviesa el mejor momento de su carrera, y se muestra muy feliz de haber regresado al conjunto blanco, donde con sus actuaciones ha conquistado el cariño del Bernebéu.
Al que no termina de convencer por completo es a Zinedine Zidane. Es cierto que el francés en rueda de prensa incide constantemente en que tanto Vázquez como Morata le “están convenciendo”, pero a la hora de escoger el once inicial en cada duelo, la opción siempre es la misma, y Lucas es relegado al banquillo. El canterano es el futbolista que más veces (siete en ocho partidos ligueros) ha saltado al césped tras arrancar como suplente.
Su aportación va más allá de asistencias (suma cinco en este curso). Su salida al campo revoluciona el partido al instante. Fue así el curso pasado, y se ha refrendado en el inicio de esta campaña. Aporta velocidad, y sobre todo desequilibrio a un Madrid que tan sólo halla en Bale, Isco o Asensio perfiles que puedan regatear con soltura en la medular. Mientras la BBC sigue sin rendir, y la afición reclama la titularidad de los menos habituales, Zidane sólo confían en Vázquez como un jugador de segundas partes.
Esta situación, como el extremo, la han atravesado antes muchos otros futbolistas. Su verticalidad les ha convertido en un mero relevo, cuando todos ellos con su esfuerzo en los minutos finales aspiraban a otorgar un rol más relevante. Todos ellos han sido menospreciados, y más tarde o temprano han cambiado de rumbo para demostrar cómo sí estaban capacitados para hacer algo importante durante los noventa minutos.
Lucas Vázquez tiene predecesores en el Real Madrid, con el caso Callejón. Bajo el mandato de Mourinho, el madrileño tomó un papel protagonista, pero sólo en los minutos finales. Fue decisivo en muchos partidos ligueros, pero nunca tuvo la oportunidad de ser titular de forma continuada. Peor aún fue su caso, ya que ni siquiera logró convencer al seleccionador español Vicente del Bosque. Lucas, con Lopetegui, ha corrido mejor fortuna.
Otro revulsivo incomprendido fue Pedro, siempre a la sombra del tridente azulgrana. Hasta que su paciencia se agotó y decidió marchar a la Premier. Lucas, de momento, yace feliz en el equipo de sus sueños. Sin embargo, si con el transcurso del tiempo su esfuerzo no obtiene recompensa, el desenlace será parecido al que adoptaron los otros dos extremos mencionados. Una decisión obligada para demostrar que en noventa minutos su nivel no se desvanece.
Alberto Puente