Tercer triunfo consecutivo de la Real Sociedad, cuarto como local, que refrenda su gran estado de forma. Con Illarramendi al mando, el conjunto donostiarra encontró en su costado izquierdo la mejor forma de alcanzar el área rival. Yuri y Oyarzábal fueron un quebradero de cabeza para Juanfran. El Atlético entregó el balón y lo pagó caro, pese a que pudo obtener sensaciones positivas si Gameiro no hubiera errado un mano a mano en la primera mitad. Carlos Vela y William José pusieron los goles desde los once metros, para asentar a la Real en Europa.
El Atlético se dejó contagiar por el ambiente grisáceo, y abandonó ese gusto por el balón que había exhibido en numerosos encuentros esta temporada. La Real Sociedad tomó el mando, y trató de hacer daño siempre a través del costado izquierdo, donde la conexión entre Yuri y Oyarzábal provocaba un quebradero de cabeza a Juanfran, superado constantemente. El orden táctico atrás, con un imperial Savic desde el primer minuto, hacía que el equipo de Simeone no lo pasara excesivamente mal.
La mejor ocasión de los locales la tuvo Zurutuza, muy activo en zona de tres cuartos de campo, con un disparo desde la frontal. Minutos más tarde, William José también anduvo cerca del gol con un buen cabezazo. Sin embargo, la sensación que ofrecían los de Eusebio no era de extremo peligro, aunque el partido era un absoluto monólogo por su parte. Anoeta, superado el ecuador de la primera mitad, mostraba su satisfacción con el trabajo de los suyos.
El despertar rojiblanco
El Atlético, como era de esperar, ofreció una reacción. Corta en cuanto a tiempo, pero intensa en cuanto a trascendencia se refiere. Avisaron los pupilos de Simeone con dos acciones aisladas, a la contra, en la que mostraron la verticalidad de un conjunto que no ha perdido su esencia al contragolpe. La mejor ocasión nació en una pérdida de Illarramendi en la salida del balón. Gameiro recibió un pase de Carrasco y levantó el balón por encima de Rulli hasta toparse con el poste.
Durante diez minutos los de Eusebio tuvieron que lidiar con el sufrimiento. Pero el vendaval pasó, y salieron airosos. Tras un tramo de vaivén, volvieron a imponer la calma y su superioridad. Vela, con un disparo desde la frontal, rozó lo que iba camino de ser un golazo si Oblak no hubiera despejado con la yema de los dedos. Nadie deshizo el empate, y el Atlético, una vez más, se marchó al descanso sin anotar un solo tanto a domicilio.
Vela anota desde los once metros
Tras los quince minutos de tregua, no se apreció un ápice de diferencia en la postura de ambos conjuntos. La Real mantuvo la posesión, a merced de un Atlético al que no le importaba encerrarse atrás y salir a la contra. La mejor muestra de la comodidad de los colchoneros se vislumbró al inicio, cuando sólo el egoísmo de Carrasco impidió el primer gol. Griezmann conectó con el belga y este, en lugar de asistir a Gameiro, finalizó la jugada, y mal.
No obstante, ceder el esférico y el terreno tiene sus consecuencias. Y la Real supo sacar tajada de ello. Yuri, en su enésima aparición en ataque, se marchó bien de Gabi en el área y obligó al capitán rojiblanco a cometer penalti. La responsabilidad la asumió Carlos Vela, que engañó a Oblak en la ejecución de la pena máxima, y transformó al fin el dominio local en un resultado positivo.
Simeone respondió al instante, con tres cambios en apenas diez minutos. Correa, Torres y Thomas fueron las apuestas del argentino, que retiró del terreno de juego a Saúl, Gameiro y Gabi. No fue la solución para un Atlético que se vio inmensamente superado en el centro del campo, donde Illarramendi volvió a exhibir su gran estado de forma. La Real incrementó su dominio y se gustó, hasta sentenciar el partido con un segundo penalti.
En una buena arrancada, Vela se deshizo con facilidad de Godín y de Correa, que metió el pie y derribo al mexicano. En esta ocasión fue William José el encargado de lanzar el penalti, y puso el 2-0. En los minutos finales llegó el arreón final del Atlético, que necesitaba un tanto cuanto antes para optar a sacar algo positivo de Anoeta. Carrasco anduvo cerca desde lejos, aunque la mejor oportunidad la tuvo Griezmann, que se topó con Yuri. Fue la última ocasión de un partido que refrenda el gran momento de la Real Sociedad.
Alberto Puente