sábado, septiembre 28, 2024
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Muguruza continúa con la tormentosa relación con su entrenador

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El año 2016 ha sido muy agridulce para Garbiñe Muguruza, a pesar de su incontestable triunfo en Roland Garros. La tenista española llegó a ser la número dos mundial, pero cuando parecía que estaba dispuesta a dar el paso definitivo hacia adelante volvió a hundirse de forma inexplicable hasta caer a la séptima posición del ránking WTA. Sin tener ningún problema físico y con unas condiciones tenísticas al alcance de muy pocas en el circuito, está claro que tiene que trabajar en el aspecto mental si quiere convertirse en una auténtica estrella.

Muguruza tuvo más meses malos que buenos en este curso y no dio la talla en momentos importantes como los Juegos Olímpicos. Sin embargo, su trabajo junto a Sam Sumyk comenzó a finales de 2015 y juntos consiguieron hacer un gran papel en aquel Torneo de Maestras. La tenista notó entonces el efecto del cambio de técnico, tras romper con Alejo Mancisidor, con el que trabajaba desde que comenzó su carrera profesional. No obstante, parece que esa relación profesional no terminó de la mejor manera.»Las diferencias eran muchas y mis valores no me permitían creer y seguir en ello», explicó el vasco que sentía que la tenista no asimilaba bien la fama y que su trato había dejado de ser agradable.

Sin embargo, tras los primeros meses con Sam Sumyk, Muguruza volvió a sacar lo peor de su carácter en los primeros meses del año. «Lo estoy intentando, dime algo que no sepa«, le gritó la tenista a Sumyk durante una charla técnica. «Parece que lo sepas todo», contestó el. «Por supuesto», soltó de manera sorprendente cuando el partido que supuso su eliminación en Doha empezaba a irse al garete. «Yo no me voy a morir por la bola, yo no», comentó la tenista de 23 años en una frase que difícilmente habría salido de la boca de Rafa Nadal.

Asimismo, en Indian Wells vivió un episodio muy parecido, mientras que se veía a las claras que había dejado de disfrutar encima de la pista. «¡No quiero jugar más! ¿Crees que voy a pelear estando 0-3 abajo en el segundo set?», respondió a su entrenador en plena arenga motivadora. «No estoy lista para competir. Necesito empezar de cero y olvidar estos dos últimos torneos. Estoy jugando con más presión de lo habitual», explicó ante la prensa para justificar su comportamiento.

“Con mi entrenador las cosas van perfectamente, no creo que haya ningún problema. Él sabe que tengo carácter y creo que es una buena señal cuando una expresa la manera en que se siente. Demuestras que te importa lo que está ocurriendo, que estás triste. No es nada malo», comentó sobre su polémico trato con Sumyk a comienzos de año en una frase que muchos no creyeron.

La paciencia de Sumyk complementa la juventud de Garbiñe

El triunfo en París sirvió para tranquilizarla, pero cuando las cosas no vinieron bien dadas después volvió a sufrir una terrible ansiedad. La gran prueba de ello llegó en el partido contra Pliskova en el Singapur, donde la española desperdició una gran ventaja por culpa de sus miedos. Por todo esto, los rumores se desataron por todo el circuito y todo el mundo hablaba del inminente divorcio entre la tenista y su entrenador, un veterano acostumbrado a tratar con grandes talentos como Azarenka o Bouchard.

Sin embargo, resulta que es cierto que la tenista y su entrenador se entienden a la perfección dentro del caos y los altibajos, ya que ambos han anunciado en las redes sociales que trabajarán juntos en 2017. Sumyk tolera los enfados dentro de la pista porque sabe que Muguruza es una persona muy tranquila y comprensiva fuera de ella. Tiene un gran talento que pulir y reconoce que “un entrenador no es bueno, si no tiene una buena jugadora”, mientrasque ella cree que forman “una gran combinación”. París demostró que los dos pueden trabajar muy bien juntos, pero Muguruza todavía tiene que madurar para marcar una época. Este año ha servido para que la tenista sepa que puede ganar cualquier tipo de partido. Cada curso avanza un poquito más y el curso que viene debe de ser el de su consagración a base de consistencia y perseverancia en su juego. Todo lo que le pasa es normal a sus 23 años, puesto que no se puede pretender que todos sean genios competitivos desde tan jóvenes como Nadal. Rafa solo hay uno, aunque la presión mediática a la que se tiene que enfrentar esta mujer ya es muy similar a la que soporta 'el rey de la tierra'.

 

The truth is… there is no good coach without a great player… period @garbimuguruza

Una foto publicada por Samuel Sumyk (@samsumyk) el

Felipe Poza

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