El partido entre el Miralbueno y el San Juan de la Primera Regional aragonesa se vio interrumpido de la manera más brusca e indeseada posible en el minuto 28. El jugador número 14 del equipo local perdió la cabeza y se fue a por el árbitro sin mediar palabra. El futbolista tumbo al colegiado con un puñetazo y después continuó con su agresión cuando el trencilla estaba indefensa en el suelo.
Por suerte, el resto de jugadores no se comportó como este individuo y acudió a auxiliar al árbitro inmediatamente. Tanto sus propios compañeros como los rivales se llevaron al agresor del campo. El árbitro contaba solo 18 años y tenía a su hermano en la grada, que le trasladó al hospital sin necesidad de que acudiera la ambulancia.
Varios agentes de la Policía Nacional acudieron al lugar de los hechos, identificaron al agresor y le detuvieron, según publicó el Heraldo. El parte de lesiones refleja que existieron contusiones en la cara, en el cuello y en en el cuero cabelludo. Los dos clubes mostraron su repulsa y se pusieron a disposición del árbitro para futuros trámites legales.
El colegiado aseguró que acudiría a las dependencias policiales en los próximos días para formalizar esta denuncia. Por desgracia, en los últimos años los actos como este se están multiplicando en el fútbol base y regional, aunque con condenas enérgicas por parte de todos es posible que en el futuro la figura del árbitro sea más respetada.
Felipe Poza