lunes, noviembre 25, 2024
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El Barcelona humilla a un Hércules que se derrumbó tras el descanso

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Los últimos precedentes, entre los que figuran dos triunfos del Hércules, auguraban opciones al equipo visitante. Claro está que eran otros tiempos para el conjunto alicantino, que ahora deambula en la división de bronce. En esta ocasión las casas de apuestas le negaban cualquier posibilidad. Más esperanzado se veía a Luis Tevenet, que plantó una defensa con marcaje al hombre, confiado en el potencial y físico de sus pupilos.

Lo cierto es que la línea defensiva de seis hombres no impidió que el Barcelona volcara a todos sus hombres en el área rival. Tocaban con cierta facilidad los de Luis Enrique, pero sin hallar esa profundidad que siempre generan Messi, Neymar o Suárez, ya de vacaciones. El equipo azulgrana volcó su juego hacia la izquierda, donde Digne exhibía su atrevimiento. Pero con el transcurso de los minutos, el arreón inicial, sin ocasiones, se desvaneció. El Hércules, ya con el terreno tanteado, se estiró hacia campo rival, y hasta se acercó a la meta de Cillessen.

Fue un espejismo, pues la posesión siguió en manos del Barcelona. Los problemas en la transición, lenta y sin ideas, persistían. El equipo alicantino se limitó a esperar a la contra, y tuvo su mejor oportunidad en una galopada de Chechu Flores. El extremo pisó área, pero se orientación a la pierna diestra fue lenta. Lo suficiente para que Mascherano recuperara los dos metros que había cedido en carrera y despejara el esférico. Poco después, Denis, en una acción individual, ponía le mejor ocasión para los azulgrana.

El Barcelona seguía sin fluidez alguna, y tan sólo probaba a Buigues con balones aéreos, a los que el guardameta respondió con nota. Pero la mera acumulación de futbolistas en los últimos metros, les permitió a los de Luis Enrique encontrar un resquicio para abrir diferencias. Arda conectó con Rafinha, al que se le escapó el balón. Éste, muerto, llegó  a los dominios de Digne, que tras controlar anotó con su bota izquierda.

El tanto no afectaba demasiado al Hércules, al que un gol le generaba esperanzas. Se notó en el planteamiento, que no cambió un ápice en el tramo final de la primer mitad. Cuando acechaba el descanso, una buena contra de los locales acabó en las piernas de Arda, que regateó a Rojas para sacar el penalti. Rakitic aprovechó la ausencia de los habituales lanzadores y asumió la responsabilidad. Raso y ligeramente a la izquierda del portero, consiguió acrecentar la diferencia.

Transcurridos los quince minutos de tregua, el interés residía en el esquema de Tevenet, en si variaría o no su repliegue defensivo. No lo hizo, y de nada le sirvió para mantenerse vivo en el duelo. Y es que la calidad individual de los futbolistas del Barcelona emergió a la par que afloró el cansancio en los jugadores rivales. En diez minutos, todo el esfuerzo que había realizado el Hércules se disipó a merced de la capacidad anotadora de los de Luis Enrique.

Arda desató, y de sus botas nació el sexto tanto de Rafinha en lo que va de temporada. El turco arrancó y ante la imposibilidad de remate, cedió al brasileño, que anotó con un disparo raso. Poco después el turco obtuvo su merecido premio. Andre Gomes realizó un cambio de orientación a la derecha, donde aguardaba Aleix Vidal. Este colgó el balón al área, y ahí apareció Arda, en plancha, para firmar el cuarto gol.

Pese a que el Hércules trató de dar la cara, el equipo estaba completamente resquebrajado. Ni a la contra encontraban algún resquicio. Y eso que Tevenet abogó rápidamente por agotar todos los cambios. Todo lo contrario que Luis Enrique, que empezó a disfrutar y no realizó ni una sola sustitución. A falta de quince minutos llegó el momento que tanto ansiaba Alcácer. El ariete, que anotó hace una semana en un envite amistoso, aprovechó en pase de Rafinha que desvió un central para estrenarse en competición oficial con un cabezazo sin oposición alguna. Eso sí, en clara posición ilegal, pese a que no lo viese así el linier.

Un monólogo absoluto de los locales, a los que se observó con mucha hambre de cara a puerta. Los suplentes, tan criticados en lo que van de temporada, se desquitaron con otro tanto más. De nuevo Vidal puso un buen centro desde la derecha. Alcácer, en el área pequeña, se elevó, pero se topó con un gran Buigues. El rechace, en cambio, lo aprovechó Arda. El propio turco, ya sobre la bocina, hizo el séptimo con una obra de arte. Un castigo excesivo para un Hércules que se quedó en el vestuario en el descanso.

Alberto Puente

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