martes, septiembre 24, 2024
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Deporte y maltrato, una relación a veces consentida

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El viernes ha amanecido, y concluirá, con un protagonista: Lucas Hernández. La denuncia de su novia, presuntamente agredida, ha generado un importante revuelo en las redes sociales, con miles de personas que han condenado su acción. Otros, al igual que el Atlético, esperan una sentencia. El club rojiblanco, no obstante, ha dejado entrever que de confirmarse este suceso apartaría del equipo al canterano. Algo similar le pasó en el Zaragoza a Braulio. Pero no siempre fue así. En ocasiones, como con Rubén Castro, equipo y afición consintieron los hechos.

El Atlético de Madrid ha salido en defensa de la presunción de inocencia de su jugador, Hernández. Un gesto esperado, y que no implica que obvie lo que ha sucedido. Es más, en el mismo comunicado la entidad rojiblanca ha expresado su repudia a los malos tratos y ha incidido en la importancia de esperar a que el juez dictamine una sentencia. Palabras que apuntan a que el futbolista podría ser apartado del equipo si finalmente prospera la denuncia de su novia, que fue trasladada al hospital tras haber recibido las presuntas agresiones de Lucas, que además se habría presentado en estado ebrio en su vivienda.

La versión del futbolista difiere, después de que haya explicado que ella se fue al suelo sin que él interviniera. De momento está en libertad con cargos, y ambos han recibido órdenes de mantener la distancia. Pero más allá de lo que pudiera haber ocurrido en la madrugada del viernes, están las reacciones que el suceso ha provocado en los diferentes aficionados. Unos se agarran al dictamen final, pero otros no necesitan confirmación alguna y exigen de inmediato que el jugador ponga un pie fuera del Atlético de Madrid.

Por desgracia, este caso no es algo aislado en el mundo del fútbol. El más reciente es el que envolvió a Rubén Castro, acusado de varios delitos de agresión, que se produjeron repetidamente entre 2012 y 2013. El futbolista, obligado a pagar una fianza de 200.000 euros, dejó múltiples heridas a su ex novia, y aun así fue recibido en el Benito Villamarín como todo un héroe, con cánticos denigrantes como “no era tu culpa, era una puta”, que él no se atrevió a condenar en una entrevista a pie de campo concedida al final del encuentro. Es más, a día de hoy es como si nada hubiera ocurrido, y Sevilla permanece rendida a su ídolo, también con el beneplácito del Betis.

Otro de los casos más sonados en los últimos años ha sido el de Braulio Nóbrega, que fue declarado culpable de dos delitos de abuso sexual, dos de faltas de vejaciones y una de lesiones a cuatro mujeres y condenado a pagar 12.600 euros. Una ínfima cantidad que no le supuso algún problema, aunque por fortuna el equipo aragonés optó apartarle de inmediato. No obstante, actualmente, y pese a su historial, sigue vinculado al mundo del fútbol. Eso sí, en divisiones inferiores, en el Club Deportivo Caudal. Fouer Kadir, denunciado por su mujer el pasado verano, milita en el Alcorcón sin protesta alguna de la afición.

Más allá del fútbol los casos se repiten. No pudo salir indemne Oscar Pistorius, el deportista paralímpico que aspiraba a competir con los más grandes, que asesinó a su mujer y fue condenado a seis años de prisión. En motociclismo, Héctor Barberá también se vio envuelto en un caso de maltrato, que no le supuso ningún problema a la hora de mantener su contrato en la categoría reina. En el caso de Lucas, si se confirmase que agredió a su novia, recibiría el espaldarazo de su afición y del Atlético de Madrid. Pero no siempre fue así.

Alberto Puente

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