Las voces que tildaron de precipitado el ascenso de Zinedine Zidane al banquillo del Real Madrid en enero de 2016 han tomado fuerza de nuevo tras el pésimo inicio de temporada del conjunto blanco. El francés ha tomado una serie de malas decisiones desde que concluyó la última temporada que han abocado al equipo a una situación crítica. El equipo merengue se encuentra a ocho puntos del Barcelona en Liga y en Champions tiene complicado asaltar la primera plaza del grupo. La paciencia que se exigía a un equipo con crédito empieza a agotarse, tras vislumbrar los problemas de actitud y futbolísticos en la plantilla.
Los problemas del Madrid comenzaron en verano con la planificación de la plantilla. Florentino se abrió a escuchar al entrenador blanco, que no exigió nada más allá de reforzar los puestos que quedaban vacantes. Sin embargo, las llegadas nada tienen que ver con las salidas. “Con Pepe, James y Morata éramos más fuertes”, señaló Cristiano Ronaldo tras la reciente derrota frente al Tottenham. Precisamente los recambios de estos jugadores son Vallejo, Ceballos y Mayoral. Ninguno de estos tres nombres ha conseguido ser una alternativa fiable para Zidane. El primero por las lesiones, el segundo por la falta de minutos, y el tercero porque no dispone del nivel suficiente.
Como Mayoral, hay otros jugadores que han asumido un rol importante en este negativo tramo de la temporada. Achraf ha sido bendecido por Zidane, pero el de Marruecos, pese a su implicación, no es ni la sombra de Carvajal. Sus centros no hallan destinatario en una faceta del juego que antes el Madrid dominaba a la perfección. Por el otro lado la culpa la tiene Marcelo, lejos de su nivel habitual, con un sinfín de carencias atrás y sin ser el puñal que acostumbra en zona de tres cuartos de campo.
Lo de Ceballos también es difícil de comprender, cuando Kroos y Modric han dejado de ser decisivos. Zidane apenas cuenta con él, más allá de las rutinarias rotaciones en Liga. El único acierto en la confección del equipo es la confianza que el francés le ha otorgado a Isco, que en este momento es el líder indiscutible del Real Madrid. Mientras el equipo blanco se duele por las ausencias, el galo recurre a soluciones como Mayoral ante la falta de gol, un delantero lejos de Morata, pese a que Zidane no insistió en la llegada de Mbappé, que hubiera puesto contra las cuerdas a Benzema.
En cuanto al orden táctico, Zidane tampoco ha sabido dar con la tecla cuando las cosas no han funcionado. Su solución más habitual ha sido colocar tres centrales y cuatro hombres en el centro en un claro 3-4-3. Casemiro casi siempre ha formado atrás y ha dejado un vacío en su zona habitual que el equipo blanco ha pagado caro tras la pérdida en zona ofensiva. El conglomerado arriba tampoco a servido para encontrar el gol con mayor facilidad, sino para obstaculizar las llegadas en muchas ocasiones.
La idea de juntar a dos laterales por la izquierda, Marcelo y Theo, tampoco ha sido una solución óptima. Más allá de las lesiones que han lastrado el rendimiento del equipo (Bale, Kovacic, Carvajal…), se nota la falta de soluciones por parte de Zidane
Alberto Puente