Un partido sin un claro dominador que finalmente ganó Argentina con dos tantos: el primero de Lionel Messi en el minuto 64 y Enzo Fernández en el minuto 87. El partido ha estado disputado en todo momento, con alta intensidad y con una presión muy elevada que impidieron a la Albiceleste adelantarse antes en el marcador. Los jugadores mexicanos no facilitaron la creación de juego que tanto caracteriza a Messi y al resto de jugadores que dirige Scaloni, de tal manera que, los jugadores argentinos no pudieron acercarse al área ni finalizar alguna jugada con peligro.
El encuentro fue una verdadera batalla en el verde pero también en las pizarras, destacando la gran labor táctica que llevó a la selección mexicana a no conceder ningún gol en la primera parte. Como se ha podido comprobar anteriormente, una fuerte presión al hombre, un marcaje que no deje libertad de movimientos a Lionel Messi, deja a la selección albiceleste en este caso, atascada, sin iniciativas y sin opciones de conseguir ofrecer el estilo futbolístico que les caracteriza. Además, los jugadores mexicanos tuvieron dos ocasiones claras de gol que de haberse materializado, habrían puesto contra las cuerdas a la selección Albiceleste.
Una nueva genialidad de Messi
Contar con un crack mundial en las filas de tu selección tiene muchas ventajas y hoy ha quedado más que demostrado. En un partido en el que ninguno de los dos conjuntos tenía un claro dominio del balón, ni acierto a portería en un primer momento, volvió a ser una acción individual del astro argentino la que iba a hacer que el partido se rompiera completamente. Gracias al tanto de Lionel, los suyos, volvieron a creer que era posible ganar y se dejaron todo para conseguirlo. Argentina, comenzó a atacar de una manera más constante y cómoda con la que conseguirían en los últimos minutos del partido el tanto de Enzo Fernández que iba a cerrar el encuentro.
Cuando más estaba sufriendo la selección Albiceleste, un golpeo ajustado a la cepa del poste conseguía mantener la fe para todos los argentinos. Este gol además, supone igualar un récord al mismísimo Diego Armando Maradona, colocándose como el segundo máximo goleador argentino en la historia de la Copa del Mundo con 8 tantos. Por delante de ellos se encuentra Batistuta con 10 tantos anotados.