Este viernes 25 de agosto, Luis Rubiales pondrá fin a su etapa como presidente de la Real Federación Española de Fútbol, una decisión que llega a la sombra del polémico beso a la futbolista Jennifer Hermoso durante las celebraciones por el triunfo en el Mundial Femenino.
El histórico logro de la selección española femenina en el mundial llegó rodeado de controversias previas, incluidas las demandas de 15 destacados futbolistas para mejorar las condiciones del equipo y un desacuerdo con el seleccionador, Jorge Vilda. Sin embargo, ese triunfo se vio empañado por el comportamiento de Rubiales durante la celebración del Mundial, en el que fue captado en actitudes polémicas, y posteriormente besó a Hermoso.
Las reacciones no se hicieron esperar, con multitud de críticas dirigidas al presidente. Si bien la Federación difundió un comunicado atribuido a Hermoso, en el que se mencionaba la buena relación entre ambos, dichas palabras no fueron posteriormente confirmadas por la futbolista.
Además, intervinieron personajes del escenario político, con figuras como la ministra de Igualdad en funciones, Irene Montero, y el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta. A pesar de las disculpas emitidas a través de un vídeo, la presión continuó, culminando con la solicitud de dimisión por parte de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también calificó las disculpas de Rubiales como «insuficientes e inadecuadas». A esto se sumó la intervención de la FIFA, que abrió un expediente por los hechos ocurridos durante la final, y el anuncio del Gobierno de que actuaría si no se adoptaban medidas sobre el caso.
Con el panorama en contra, diversas voces políticas y sociales han exigido una respuesta contundente. Jennifer Hermoso, la futbolista involucrada, emitió un comunicado a través de su sindicato, Futpro, solicitando «medidas ejemplares».
Rubiales, que ha estado al frente de la Federación durante cinco años, enfrenta un futuro incierto, con posibles sanciones de inhabilitación de entre 2 y 15 años por parte del Tribunal Administrativo del Deporte. Con este panorama, su decisión de dimitir se presenta como un inevitable paso atrás en medio de una ola de críticas y rechazo.