La Unión Europea anunció hace unos días la restricción del uso de microplásticos en los próximos ocho años. La noticia primero especuló con el fin de la purpurina y, después, de los campos de césped artificial. Sin embargo, eso no es exactamente así y no significa que los campos sintéticos vayan a desaparecer para siempre.
La normativa que la Unión Europa publicó el pasado 25 de septiembre para restringir los microplásticos hace referencia al relleno de caucho del césped artificial y no al césped en sí. El motivo es que tiene efectos dañinos sobre el medio ambiente cuando se libera y también puede ser perjudicial para la salud.
Sin embargo, hay opciones mucho más sostenibles en el medio ambiente y de ahí que la Unión Europea de a los fabricantes hasta ocho euros de margen para cambiar el relleno por otros materiales mucho más sostenibles.
«La prohibición se aplicará al cabo de ocho años para dar tiempo a los propietarios y gestores de los campos a cambiar a otras alternativas y permitir que la mayoría de los campos deportivos existentes lleguen al final de su vida útil«, se puede leer en la normativa de la UE.
El material del que actualmente están fabricados los campos de césped artificiales proviene de neumáticos que ya han sobrepasado su vida útil. «Es parte del sistema. Es necesario para preservar los filamentos de la hierba artificial y alargar su vida útil, y para el movimiento de los deportistas», explica un portavoz de la empresa Green Wordl Compounding.
El problema radica en que el caucho contiene microplásticos que, al liberarse, contaminan los suelos y el agua de los alrededores. El relleno glanular de los campos de fútbol artificiales es una de las mayores fuentes de contaminación de microplásticos y de ahí que sea necesario adoptar alternativas más sostenibles.
A partir de ahora, la Unión Europea da ocho años a los gestores de campos de fútbol para eliminar el material de releleno. Eso sí, no será necesario eliminar los campos deportivos que ya existan cuando se cumpla el periodo de ocho años.
Ahora bien, ¿cuáles son las alternativas? El mercado actual y los avances en tecnología contemplan varias posibilidades, entre las que destacan los materiales biodegradables, como el corcho o un material que se extrae de los huesos de aceitunas.