El Comité de Disciplina de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha ordenado el cierre parcial del estadio Coliseum de Getafe tras los insultos racistas sobre Marcos Acuña en el partido del pasado sábado frente al Sevilla. La sanción será efectiva durante los próximos tres partidos y, además, sancionan al conjunto madrileño con 27.000€ de multa.
«En el minuto 68, tuve que detener el encuentro debido a que se produjeron insultos racistas sobre el dorsal 19 del equipo visitante con palabras como ‘Acuña mono’ y ‘Acuña, vienes del mono’ desde aficionados situados en la zona central del campo detrás de la posición de mi árbitro asistente número 2″, recogió el árbitro, Javier Iglesias Villanueva, en el acta del encuentro.
Tras percatarse de los insultos, se activó el protocolo contra el racismo y anunciaron la incidencia por megafonía. El partido estuvo detenido durante dos minutos y medio, después se reanudó con normalidad y, como recoge el colegiado, «no se produjeron en ninguna ocasión más en el encuentro«.
Varios días después, el Comité de Disciplina ha confirmado el cierre pacial del estadio del Getafe en los próximos tres partidos que jueguen como locales. «Se deberá cerrar el acceso al público en dicha zona, que quedará debidamente acotada, no pudiéndose reubicar a los espectadores que, en su caso, pudieran venir ocupando las mismas con carácter habitual» reza el comunicado de Competición.
«Además, durante la celebración de los partidos que abarca la sanción de cierre parcial, la zona clausurada deberá mostrar un mensaje visible de condena a los actos y conductas violentas racistas, xenófobas e intolerantes en el fútbol y apoyo al juego limpio«, recuerdan.
Además, el Getafe ha sido sancionado con una multa de 27.000€ por cometer varios delitos graves tipificados en el Código Disciplinario de la RFEF.
Durante el partido también se escucharon insultos hacia Quique Sánchez Flores por ser gitano. Sin embargo, el árbitro no los recogió en el acta y Competición no se ha manifestado por el momento. Pero el Sevilla sí que lo denunció e incluso los servicios de seguridad del estadio intervinieron para que cesaran los insultos que el propio técnico sevillista calificó de «aberrantes».