Lewis Hamilton consiguió su tercera victoria en el Gran Premio de Canadá en una carrera que le deja más líder del Mundial y que dominó de principio a fin, aunque con algunos apuros. Rosberg apretó al piloto británico, con problemas en los neumáticos, pero no se atrevió a atacarle a fondo porque sus frenos también sufrían. Además, el equipo le echó una mano a Hamilton con información privilegiada del coche de su compañero, con lo que la polémica de Mónaco queda en el olvido.
Por su parte, Vettel superó la desgracia de la clasificación con una remontada épica para colocarse en la quinta posición final, a base de choques y adelantamientos complicados. Bottas completó el podio porque Raikkonen cometió un error a la salida de un cambio de neumáticos, en una carrera en la que Carlos Sainz superó a Ricciardo en pista y los motores Mercedes y Ferrari confirmaron que juegan dos o tres divisiones por delante de los Renault y en otro planeta diferente a los Honda.
La sorpresa en la salida en Canadá estuvo en el orden. Todos los pilotos se respetaron en las montoneras y no se vieron toques ni adelantamientos reseñables en la cabeza, aunque Carlos Sainz perdió varias posiciones. Alonso se colocó en la 11ª posición, al borde de los puntos en la primera vuelta, pero el infierno llegó para el asturiano en cuanto se abrió la posibilidad de usar el DRS.
Massa, Vettel y Carlos Sainz le pasaron como si fuera en un triciclo y quedo en evidencia que en los circuitos de motor el McLaren no tiene absolutamente nada que hacer. Mientras tanto, Hamilton encadenaba vuelta rápida tras vuelta rápida y Raikkonen no llega a toser a Rosberg. Además, los Williams también eran auténticos aviones y Massa realizó un adelantamiento precioso a Ericsson, en una imagen que en esos momentos contrastaba con la poca emoción que había en el podio.
No hay motivos para ser optimista con McLaren
Las 20 primeras vueltas solo sirvieron para remarcar que las diferencias entre los fabricantes de motores no terminan de acortarse. Además, si McLaren sacrifica la potencia a cambio de la fiabilidad queda claro que condenará a sus pilotos a estar justo por delante de los Manor. Deben pensar que de cara al año que viene es mejor quedar quince veces el 15º que una vez el sexto, pero condenan a los ‘alonsistas’ a no llevarse ni una pequeña alegría en este 2015.
No obstante, Vettel estaba empeñado en darle emoción a la carrera y decidió parar demasiado pronto, con lo que tuvo que volver a adelantar a Alonso. El alemán no tuvo demasiada paciencia en las dos veces que se encontró con el asturiano y su lucha desigual con el exferrarista se saldó con un bloqueo de rueda y con un toque innecesario. Fernando le cerró la puerta y Lobato lo jaleó como si estuvieran luchando por el Mundial, pero solo era cuestión de muy poco tiempo que el tetracampeón pasase por encima de la tortuga y así ocurrió pocas curvas después.
Por eso, no es de extrañar que un hombre acostumbrado a ganar pierda los papeles. McLaren le pidió que se dedicase a conservar combustible y el respondió con muy malas pulgas. “No quiero, llevo toda la carrera pilotando como si fuera un amateur”. Poco después, Raikkonen protagonizó un trompo que no acabó en desgracia con un Manor doblado de milagro y perdió su posición tras la primera parada en boxes con Bottas.
Entonces, los Ferrari optaron por una estrategia extraña con más paradas que el resto y Vettel consiguió llegar a la séptima posición tras un toque con Hulkenberg que terminó con un trompo del Force India. Por su parte, los Mercedes empezaban a tener una lucha a brazo partido entre ellos porque un plano en el neumático de Hamilton les acercaba muchísimo, pero Rosberg tenía problemas con la refrigeración de los frenos.
Finalmente, el McLaren de Alonso perdió potencia y dijo basta. El asturiano abandonó y poco después Button siguió su mismo camino. Vettel ascendió hasta la quinta plaza por un toque de Grosjean con Stevens y porque superó a Maldonado. No obstante, el final de la carrera de Hamilton fue plácido, puesto que Rosberg no se decidió a atacar y su equipo le dio una información privilegiada sobre su compañero, mientras que le negó esos datos a su compañero de equipo.