McLaren tocó fondo en el Gran Premio de Canadá. En el comienzo de junio, ninguno de sus dos monoplazas fueron capaces de terminar la carrera y en las vueltas que estuvieron en pista vieron como otros coches les adelantaban sin ningún tipo de esfuerzo. Era difícil hacerlo peor en Austria, pero en la última carrera a Alonso no le dio tiempo ni a hacer el ridículo.
El asturiano se retiró en la tercera curva porque Raikkonen le envistió en un accidente terrorífico, en el que una pieza de los coches golpeó a un comisario y la cabeza del finlandés termino cerca de los bajos del bicampeón. Asimismo, Button tampoco tuvo tiempo de demostrar nada porque su coche empezó a sonar raro y sus ingenieros pensaron que era mejor guardar para la siguiente carrera el sexto motor del año, puesto que la sanción impedía cualquier buen resultado en la casa de Red Bull.
Fernando terminó la carrera dolido porque no pudo extraer ningún tipo de información en el coche, pero parece que el golpe anímico le duró poco. Esta semana sigue en Austria porque será el encargado de realizar los test del equipo. Alonso tendrá más oportunidades para saber si realmente las mejoras en el morro y en el resto del monoplaza están funcionando.
Sin embargo, el asturiano ya tiene muy claro que los avances en el coche son indiscutibles. «Definitivamente nos movemos en la dirección correcta. Dentro del equipo sabemos el progreso que hemos realizado, sabemos los planes para el futuro cercano y somos optimistas porque las cosas van a cambiar rápidamente. No sé si llevará dos o seis carreras pero no más allá de eso«, pronosticó el asturiano.
Seis carreras como máximo
De esta forma, Alonso demuestra que sigue instalado en el ambiente de eterno optimismo que reina en la escudería, aunque para algunos esto solo se explique por su sueldo y por la ausencia de asientos de calidad en la parrilla. No obstante, lo cierto es que el McLaren no puede ir a peor en las siguientes carreras. Canadá y Austria fueron dos infiernos para un coche carente de potencia, pero Gran Bretaña y Hungría tienen circuitos que se adaptan mejor a sus condiciones.
Después, vendrá Belgica, Italia y Singapur, donde Fernando espera que los pequeños pasitos de la alianza anglo-japonesa se sigan notando. En cambio, el límite de Alonso está en la carrera de Japón, donde está completamente seguro de que el coche funcionará. Esa carrera será ya a finales de septiembre, con lo que también parece que gran parte de la suerte del año siguiente dependerá de lo que se pueda ver en la pista en Suzuka.
En cualquier caso, nadie sabe muy bien en qué consiste ese gran cambio que anuncia el asturiano. Nadie piensa en los triunfos de carrera y ni siquiera el podio parece factible. Llegar a estar entre los seis primeros con asiduidad ya parece difícil y puntuar en todas las carreras ya sería un gran paso.
Asimismo, Alonso entiende que la gente esté decepcionada con la marcha del equipo en la primera fase de la temporada. «Creo que se trata simplemente de trabajo en equipo y eso es lo que tenemos ahora. Es normal que las expectativas sobre Mclaren-Honda sean más altas de lo que estamos logrando en estos momentos«, apuntó el ovetense, aunque le faltó recordar que ni Red Bull ni Mercedes consiguieron obtener títulos rápidos en su ingreso en la Fórmula 1.