El piloto español Jorge Lorenzo (Yamaha), actual campeón del mundo de MotoGP, piensa que «la victoria es bastante cabrona» porque considera que es «cuando menos aprendes y más te relajas», y que es fundamental «acostumbrarse y aceptar los malos resultados porque es imposible estar siempre en la cresta de la ola».
«La victoria es bastante cabrona. Es lo que estás buscando toda la vida, ser el mejor, ganar, pero llega y es cuando menos aprendes. Es cuando más te relajas, en exceso incluso, entrenando menos. A veces es posible que tras una victoria venga una derrota; te crees que eres el mejor y no entrenas tanto. Hay que saber gestionar muy bien la victoria», expresa Lorenzo en una entrevista a la revista Vogue en su número de enero.
Por ello, da «mucho mérito» a los deportistas que ganan «después de ganar» porque «es muy complicado». «No se conforman, nunca están satisfechos y ese es un poco mi caso. A veces me ha pasado y después de un buen Mundial me he relajado en exceso, pero no me va a volver a pasar. Perderé por otros motivos, pero no porque una victoria me relaje, de eso ya aprendí», advierte.
El balear no cree que «sea demasiado honesto», pero aclara que serlo «a veces no ayuda» y que no va a cambiar su personalidad «para agradar a la gente o a aquellos a los que no les caigo bien». «Como decía Kurt Kobain: 'Prefiero ser odiado por lo que soy, que amado por lo que no soy'. Siempre he intentado vivir así», indica. «Desde fuera parece que sea serio, quizás porque el 90 por ciento del tiempo se me ve dentro del 'box', concentrado. Pero fuera saben cómo soy. Si algo me hace gracia me río y si algo no, pues estoy normal», añade.
El pentacampeón del mundo remarca que antes nada le quitaba «el sueño», pero que «últimamente» le está costando «dormir», y que acepta el fracaso. «Cuando pasan los años aprendes que forma parte de la vida, incluso no hay que tomarlo como fracaso sino como éxito inacabado, esa es la mejor forma de verlo», opina.
Así, en sus inicios, «el 80 por ciento de los resultados eran malos», pero resalta que «para aprender hay que acostumbrarse a los malos resultados y aceptarlos». «Van a estar ahí siempre, es imposible estar siempre en la cresta de la ola», apunta.
«Ni siquiera Michael Jordan o Leo Messi han tenido siempre momentos buenos. Y si ellos no lo han conseguido, imagínate yo», prosigue Lorenzo, que también tiene como ídolo a Muhammad Ali. «En el ring era perfecto, pero fuera era un poeta, un tipo muy, muy inteligente», recuerda.
Sobre su título, tira de sus números para insistir que fue «justo» y que no hubo «nada» de suerte, al tiempo que tiene claro que «estar preparado físicamente es fundamental», sobre todo tras su mala experiencia en el 2014 «porque no estaba preparado».
El mallorquín, que apela al «método» de los artistas, que se «guían por el instinto», no olvida tampoco la polémica que marcó el tramo final del Mundial, con Marc Márquez y Valentino Rossi. «Se juntó todo, que dos gallos estaban en el mismo gallinero, que ninguno de los dos queremos perder ni a las canicas», puntualiza.
«Estuve y gané la carrera posiblemente más emocionante de la historia»
«No podía haber un final más dramático y emocionante. Íbamos a llegar a la última curva de la última vuelta sin saber quién era el campeón. Fue la carrera más emocionante de los últimos 30 años por lo menos y posiblemente de la historia. Y yo estuve en ella y la gané», celebra el de Yamaha.
En cuanto al incidente en Sepang entre el catalán y el italiano, reitera que tras verlo con cierta calma le pareció «una acción dura y clara». «Muy pocas veces vi algo así, por no decir ninguna. ¿Por qué lo hizo? Eso sólo lo sabe Valentino, pero las imágenes hablan por sí solas. No sé si fue patada, pero la pierna se movió y Marc se va al suelo», declara.
«Al final también tienes que ponerte en la posición del otro. La acción no se puede justificar, por mucho que perdiera los nervios yo no haría lo mismo, nunca. Pero me pongo en el lugar de Rossi, tenía una opción de volver a ser campeón y vio cómo se escapaba», justifica el balear.
En cuanto a su futuro, «Si el cuerpo me respeta quiero seguir hasta los 36 o 38 años. Hace un tiempo probé con los coches y no se me dio mal, Pero no, tenía que aprovechar para seguir compitiendo», sentencia.