domingo, noviembre 24, 2024
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Tourist Trophy: un desafío a la muerte

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La Isla de Man, ubicada entre Gran Bretaña e Irlanda, es el escenario que acoge desde 1907 la Tourist Trophy, considerada la carrera más peligrosa del mundo. En los 25 kilómetros que abarca el circuito han perdido la vida al menos 240 personas, uno de los motivos que llevó a la Real Federación Motociclista Española a prohibir la participación de los pilotos con licencia nacional. El riesgo y el ambiente seducen a los más atrevidos, en una prueba que Joey Dunlop ha conquistado en veintiséis ocasiones.

Un desafío a la muerte

Los vehículos pueden alcanzar las 130 millas (200 kilómetros por hora) de forma habitual en la Isla de Man. No suena raro, entonces, que se permita la celebración de la Tourist Trophy, una prueba en la que se exceden los 300 km/h en carreteras urbanas. Los participantes ensalzan el paraíso del circuito, lleno de variantes, y el ambiente que rodea a la carrera. Curvas con viviendas a escasos metros, farolas, señales… Y la presencia de sesenta mil moteros que se reúnen cada año para presenciar la cita. Muchos de ellos se congregan en los aledaños de la carretera, pese al riesgo que eso conlleva.

Los accidentes no son una excepción. La Tourist Trophy es un verdadero desafío a la muerte. Es habitual que no todos los pilotos que toman la salida crucen la línea de meta al final. En total, la prueba se ha cobrado 240 víctimas a lo largo de la historia. Un mínimo error puede propiciar una caída o un choque, con consecuencias nada similares a la de otras pruebas como Moto GP, debido a que apenas existen protecciones. Pueden esperar un puñado de piedras, una montaña, o una pared que acabe de inmediato con la vida del accidentado.

Prohibidas las licencias españolas

En la prueba han participado, y aún lo hacen, varios españoles. No obstante, desde el fallecimiento de Santiago Herrero en 1970, la Real Federación Motociclista Española prohibió a los nuestros participar en la carrera con licencia española. Los hispanos que han tomado la salida en los últimos cursos lo han hecho con nacionalidad inglesa. Es el caso de Antonio Maeso, que tras sufrir un trágico accidente en 2013 que pudo acabar con su vida, volverá a competir en la Tourist Trophy.

Él, Sergio Romero y otros compañeros, han solicitado a la Federación que decline esa prohibición. Su petición se puede amparar, entre otras ideas, en la semejanza con el París-Dakar. En la prueba que se realiza sobre el desierto también se han producido trágicos sucesos y pese a ello ahí sí se permite la presencia de españoles. Los pilotos tienen una variedad de categorías donde pueden competir: Senior TT (carrera reina), Lightweight TT (bicilíndricas hasta 650 cc) TT Zero Challenge (motos eléctricas), Superstock TT, Supersport y Superbike TT.

Joey Dunlop, el rey de la Isla de Man

Desde que veinticinco amantes del motor rodaran por primera vez en 1907, han sido múltiples los nombres que han dejado huella en un circuito que fue parte del Mundial de Motociclismo entre 1949 y 1979. El hombre que más veces se ha conquistado la Isla de Man es Joey Dunlop (26 veces). El irlandés falleció sobre el asfalto en una carrera de Estonia. Se erigió en su época como el gran mito de los circuitos urbanos con más de 200 triunfos. Un éxito que se contrapone con su estilo de vida. Fiesta por la noche y competición por la mañana. No le importaba arrancar su moto después una buena juerga. Eso le llevó a abandonar en una ocasión la Tourist Trophy, debido a un mareo.

Otros que han inscrito su nombre en la prueba en un puñado de ocasiones son Jhon McGuiness (23), Dave Molyneux (16) y Mike Hailwood (14). Este último en una ocasión se alzó con la victoria a pesar de sufrir un accidente en plena carrera. Un hecho que refleja lo que significa este evento. Una carrera a vida o muerte, que pese la incomprensión de muchas personas, suscita algo en el interior de los participantes. Valentino Rossi, que rodó en la Isla de Man en 2009 junto a Agostini, admitió que él nunca participaría en la carrera, pero que comprendía la decisión de los participantes. Es la magia de la Tourist Trophy, un continuo desafío a la muerte. 

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