Muchas ciudades asiáticas cuentan con plazas de aparcamiento especiales para mujeres. Estos lugares son mucho más grande que los destinados a los coches de los hombres y eso solo se justifica desde el punto de vista del machismo. No importa que sean madres de familia o viajen solas, los chinos consideran que las mujeres tienen mucha menos habilidad que los hombres a la hora de estacionar sus vehículos y prefieren dejarles más hueco para evitar accidentes.
Además, los promotores de estas ideas utilizan el color rosa para pintar la plaza para estereotipar todavía más la iniciativa. Muchas plazas se sitúan en la parte inicial de los parking, cerca de las puertas, para que las mujeres no tengan que maniobrar dentro de un lugar con dimensiones reducidas, en el que los hombres no tendrían ningún problema.
Sin embargo, la medida tuvo una gran acogida por parte de las féminas chinas, que consideran en su mayoría que esta es solo una muestra más de la caballerosidad de sus hombres. De hecho, muchísimas creen que las mujeres están menos preparadas que ellos para conducir, aunque alguna se escapa del redil y se niega a utilizar esos sitios, aunque solo encuentre ese libre.
Desde principios de década, varios centros comerciales han promovido estos espacios e incluso en Seúl se crearon 5.000 plazas sexistas. Sin embargo, este año la ciudad de Hangzhou se atrevió a colocar este tipo de plazas de aparcamiento indignas en el exterior.
En cualquier caso, este tipo de proyectos retrógrados también se han alimentado desde Europa. El Alemania desde 2012, un parking ofrece aparcamientos diferenciados por sexo, las plazas más accesibles son para las mujeres y las que tienen accesos complicados se destinan a los hombres.
No obstante, el alcalde de Triberg, la pequeña localidad donde se les ocurrió la feliz idea de copiar a los asiáticos, se toma el tema a broma. “Es una manera de poner algo de humor en nuestra sociedad. Y, por supuesto, un pueblo turístico tiene que dar que hablar. Y ahora hablan de nosotros en todo el mundo, lo cual nunca había pasado», explicó el regidor. Estas medidas contrastan con lo que ocurre en España, donde hace pocos años se prohibió a las compañías aseguradoras cobrar más a los hombres. Estas empresas consideraban que las mujeres tenían menos accidentes, pero la Justicia consideró que esta distinción era discriminatoria.
Felipe Poza