Apenas media vuelta pudieron completar los pilotos, antes de que el Safety Car hiciera su aparición en la pista. Hulkenberg, tras tocar con Carlos Sainz, se estampó contra el muro y su monoplaza quedó destrozado. El alemán se vio obligado a abandonar, y se sumó a Grosjean, que no llegó siquiera a tomar la salida. En ese medio minuto que rodaron los pilotos, a Fernando Alonso le dio tiempo a ascender a la quinta plaza, tras otra salida fulgurante.
A partir de ahí, llegó lo complicado para el español, sostener por detrás a Kvyat, Sainz y Verstappen. No obstante, la estrechez de Singapur se alío con el asturiano, que sacó el máximo rendimiento al McLaren y provocó un tapón a su espalda. En la parte delantera, pese a los problemas de frenos, Rosberg acrecentaba su distancia respecto a Ricciardo, que fue capaz de contener a Hamilton. Raikkonen, cuarto, quedaba en terreno de nadie.
Baile en boxes
El más perjudicado tras los primeros giros fue Sainz. Una pieza fundamental en su aerodinámica estaba dañada, y pese a que no le perjudicaba en exceso, Dirección de Carrera le obligó a pasar por el 'pit-lane' por motivos de seguridad. Los mecánicos de Toro Rosso le arrancaron esa pieza que colgaba de su alerón, y el madrileño regresó a pista en última posición, con muchos obstáculos por delante.
En la zona delantera, el paso por boxes no trastocó ninguna posición. Eso sí, Pérez y Vettel, transcurridas veinte vueltas, aguantaban en la quinta y sexta plaza respectivamente, con Alonso por detrás. El español pudo respirar, gracias a que por detrás se produjo una batalla espectacular entre Kvyat y Verstappen. El piloto ruso, que sabe que no seguirá ni en Red Bull ni en su filial, se olvidó de cualquier tipo de órdenes de equipo y aguantó al holandés, para saldar cuentas pendientes.
Los problemas de frenos se agravaron en los pilotos de Mercedes. Ambos pusieron el compuesto más blando, y vieron cómo sus máximos rivales se les echaban encima. Ricciardo reducía a sólo tres segundos la diferencia con Rosberg, y Raikkonen se echaba encima de Hamilton. El de Ferrari, listo, le terminó de arrebatar la tercera plaza tras la segunda y última parada. Alonso colocaba el blando, con la idea de no volver a parar en las más de veinte vueltas que restaban, y cedía la posición con Vettel.
Ferrari cae en la trampa
Todo parecía estabilizado, cuando Hamilton decidió hacer una tercera parada. Nadie lo esperaba, menos Ferrari. A priori, la ventaja, en torno a los veintitrés segundos, no hacía peligrar la tercera plaza del piloto finlandés. Sin embargo, atemorizados por el ritmo que pudiera imponer después el británico, la escudería italiana ordenó a Raikkonen para proteger la posición. Kimi obedeció y regresó a pista por detrás, ante la alegría de Mercedes, que había logrado su objetivo.
Ricciardo, tras observar las maniobras de los detrás, y consciente de que su ventaja sí era lo suficientemente holgada, también paro. En Mercedes se prepararon para que Rosberg siguiera sus pasos y se protegiera de un posible safety car, pero finalmente abogaron por no hacerlo. Una decisión acertada, ya que el australiano le hubiera dado caza. Vettel marchaba en otro mundo, quinto, y Alonso sexto, se resignaba a volver a pasar por boxes.
Liderato para Rosberg
El alemán, pese a ceder mucho terreno en las últimas vueltas, consiguió otro triunfo que le coloca al frente del Mundial. Ricciardo firmó la segunda plaza tras una gran carrera, y Hamilton cerró un ajustadísimo podio. Cuarto fue Raikkonen tras el error de Ferrari, seguido por su compañero Vettel, que firmó una estratosférica remontada. Verstappen, como un rayo, le arrebató la sexta plaza a Alonso, que aún así dio una enorme alegría a McLaren-Honda.
Alberto Puente