Fernando Alonso afronta su tercera temporada en McLaren-Honda, consciente de que no podrá pugnar por el Mundial. El piloto español se debate entre confiar ciegamente en el proyecto y esperar el culmen del equipo en 2018, o si tomar otro rumbo dada la fugacidad con la que transcurre el tiempo a sus treinta y cinco años. Mientras tanto, debe librar una ardua batalla contra Vandoorne, un joven debutante al que la escudería británica ve como su futura estrella.
Restan menos de tres semanas para que Barcelona acoja los primeros test de pretemporada. Sólo tres días antes de saltar a la pista se realizará la presentación del nuevo McLaren-Honda de un ilusionado Alonso, que a su regreso del tiempo de reflexión y preparación física prometió “buenas noticias”. Sobre el circuito de Montmeló podrá confirmar su grado de satisfacción con el monoplaza, aunque no será hasta el primer Gran Premio en Melbourne cuando tanto él como los aficionados disipen sus incógnitas y observen si los mecánicos han conseguido dar con la tecla.
En los últimos días Alonso ha advertido de que con el cambio de normativa pueden producirse resultados inesperados. Sin embargo, más allá del orden, todo apunta a que Mercedes, Red Bull y Ferrari estarán por encima del resto. Tras acabar sextos en el Mundial de Constructores el pasado año, lo lógico es que McLaren-Honda se plante como objetivo la cuarta posición, después de que su jefe, Toto Wolff, haya reconocido públicamente que no estarán en condiciones de pelear por el título, en contra de lo que vaticinaban cuando arrancó la aventura.
En este tercer año Alonso afronta una crítica situación. A sus treinta y cinco años, por contrato y status, tiene la obligación de superar a su compañero de equipo Vandoorne, un joven debutante. No puede permitirse el error que cometió ante Button en su incursión en el equipo, el único en su carrera hasta la fecha. Aquella derrota quedó tapada por el desastre de la escudería británica, pero si este año entrar en los puntos se convierte en costumbre, no podrá dejarse superar. Vandoorne es considerado el futuro de McLaren, por lo que podría arrebatarle la plaza de hombre puntero.
El contrato es otro de los asuntos que dejan a Alonso contra las cuerdas. Wolff tiene intención de renovarle, siempre y cuando su rendimiento sea el esperado. Pero las estratosféricas cifras, que esta temporada ya se han visto reducidas, podrían sufrir otro descenso. A esto hay que sumarle las falsas promesas que se han producido desde la directiva de McLaren en los últimos años, y que hacen desconfiar al asturiano. El último vaticinio de Wolff fue asegurar que el cambio más espectacular se producirá en 2018.
Curiosamente al término de la próxima campaña se producirá un importante baile de pilotos en las escuderías punteras. Ahí emerge la duda del español, que ansía levantar su tercer Mundial, pero vislumbra la fugacidad con la que transcurre el tiempo. El español tiene mucho que perder esta temporada, y poco que ganar. Debe apostar por confiar ciegamente en el proyecto, como ha hecho hasta la fecha, o rectificar y buscar otro rumbo más apropiado. Y mientras tanto, librar y ganar la batalla a la nueva generación, para demostrar que aún está capacitado para grandes cosas.
Alberto Puente