A la novena, tampoco fue la vencida. En Austria, estuvieron arriba los de siempre, mientras Alonso acababa como casi siempre, en los boxes antes de tiempo. Lo que en la víspera, con un duodécimo puesto en la parrilla, se presentaba como una gran oportunidad para estar por vez primera arriba, volvió a ser un espejismo.
Fernando Alonso esperaba que el territorio austriaco, con cierto parecido a su Asturias natal, le trajera suerte, pero lo único que le trajo fue una despedida antes de tiempo. Intentó ser una vez más 'magic' en la salida, buscando en la primera curva hacer uno de esos milagros suyos con un volante en las manos, pero Kyvat le tocó por detrás, y ambos parecía, junto a Verstappen, que estaban jugando a los bolos. Era el quinto abandono para el holandés esta temporada y el sexto para el español.
En la salida el que también voló, pero con más fortuna, fue Bottas, que, como advirtió Vettel, incluso se adelantó. Una vez más contó con la bendición de la FIA, y se empezó a ir de Vettel que era el que le seguía. Sólo sus habituales problemas con los neumáticos hicieron que el tetracampeón alemán se le acercara al final, quedándose a sólo seis décimas. Para Vettel, el consuelo de poder ampliar a 20 puntos su distancia con Hamilton.
El inglés, que salía octavo, se quedó cuarto finalmente, y no pudo con el Red Bull de un Daniel Ricciardo en racha de cinco podios. El australiano, con un coche inferior, pudo contener la furia de Hamilton y ahí quedó la remontada del tricampeón. Tras ellos, quinto, Kimi Raikkonen, el hombre que, según Sergio Marchionne, todavía puede quedarse en Ferrari, a más de veinte segundos del ganador.
Como Fernando Alonso, el otro español, Carlos Sáinz, corrió la misma suerte. El madrileño tuvo problemas desde la salida con el motor Renault de su Toro Rosso y, como dijo por la radio de su propio vehículo, hizo una «carrera gloriosa». Habrá que esperar que tanto él como el asturiano tengan mejor fortuna en Silverstone, la próxima semana.
M. S.