En los últimos años Lewis Hamilton ha sido tan protagonista dentro de la pista como fuera de ella. Este lunes su nombre ha vuelto a acaparar las portadas y no por nada relacionado con su reciente cuarto título Mundial. El piloto británico ha sido acusado de evadir 3,7 millones de impuestos en la compra del Jet Privado que adquirió en el año 2013, según han revelado los Paradise Papers, una filtración de hasta 13,4 millones de archivos que deja al descubierto una red de evasión fiscal por parte de multimillonarios.
El piloto de Mercedes habría pagado este lujoso vehículo a través de tres compañías diferentes como Stealth Aviation Limited, Stealth Limited y BRV, para evitar hacerlo a título personal y evitarse así el pago de casi cuatro millones de euros que le correspondían. Los abogados de Hamilton ya se han pronunciado al respecto: “Es perfectamente legal elegir el arrendamiento en lugar de la compra. El objetivo principal es obtener una ventaja fiscal”.
Este mismo año el británico presumía de este Jet Privado, como suele hacer con frecuencia con alguno de otros artículos lujosos. En verano, en julio más concretamente, Lewis colgó una foto en sus redes sociales en las que aparecía en las escaleras de su Jet Privado junto a algunos de sus mejores amigos, antes de la disputa del Gran Premio de Gran Bretaña, en su tierra natal. “Dos días de vacaciones antes del mejor fin de semana del año”, escribió Hamilton.
A. Puente