Pocos eventos del motor hay tan especiales como el Festival de Goodwood. Por no decir ninguno. Hablamos de una congregación de la créme de la créme, la alta alcurnia del motor (a veces literalmente hablando) reuniéndose en unos terrenos situados al sur de Inglaterra, no muy lejos de Chichester, cerca de la costa.
Un lugar que, a pesar del clima británico, siempre caprichoso, suele tener un mejor tiempo que Londres o la zona norte del país. Suele. En sus 30 años de vida, desde que el Duque de Richmond (Charles Henry Gordon-Lennox, conocido también como Conde de March y Kinrara años atrás) inaugurara la edición inicial del Festival de Goodwood, el tiempo casi nunca ha dado problemas.
Goodwood es un lugar en el que coches de Le Mans, Fórmula 1, rallyes, resistencia, GT, Turismos, sport prototipos y demás clases de coches de competición se juntan para formar una gran fiesta dedicada al motor y a su historia. No solo los coches, a menudo provenientes de manos privadas, sino también los propios pilotos, que por unos días vuelven atrás en el tiempo y vuelven a enfundarse monos de épocas pasadas. Algunos pilotos y máquinas del presente también hacen acto de aparición, no solo del pasado, a modo de fin de semana de descanso entre tantos calendarios de carreras.
También es Goodwood la gran oportunidad de mostrar las últimas novedades en el mercado de superdeportivos e hiperdeportivos, las variantes más recientes de los coches más punteros y la tecnología más reciente – es también el lugar donde se muestran tecnologías en desarrollo como la conducción autónoma o conducción para personas tetrapléjicas, permitiéndoles conducir de manera nunca antes pensada. Goodwood es eso y mucho más: una forma ‘pura’ de vivir el mundo del motor.
Este debía ser un artículo contando cómo se vive Goodwood por dentro, además siendo en una edición especial ya que era el 30º aniversario, esperada por todos los fans, espectadores pilotos y equipos presentes, siendo un escaparate a nivel mundial (ya que se retransmite a nivel mundial a través de canales como Youtube) así como esperado por el propio Duque de Richmond (el actual título de Charles Henry Gordon-Lennox, el fundador), la máxima autoridad en Goodwood, además de los patrocinadores que apoyan el evento.
Sin embargo, no ha sido posible contarlo así – sí para los que lo han vivido en las sesiones del jueves, la del viernes (marcada por la lluvia) y el domingo, pero no para la del sábado que debía ser el momento más álgido. Cuando más expectación había, el día que antes había agotado todas sus entradas y se esperaba un lleno máximo en una de las colinas con el sonido más hermoso que se pueda imaginar, pese a la presencia creciente de coches eléctricos. Para algunos, esta edición ha sido una de las mayores decepciones y desilusiones en un evento del motor. Una auténtica tomadura de pelo.
La cancelación del día clave de Goodwood
Ya había síntomas adversos durante la jornada del viernes, con un tiempo ‘de perros’ y unos fuertes vientos que amenazaban la integridad de las carpas durante esta segunda jornada, un tiempo mucho más complicado que el día anterior. Sin embargo, se siguió adelante con esa jornada sin mayores sobresaltos y sin que ningún coche saliera dañado, ni en exposiciones estáticas ni en movimiento por algún patinazo, debido a las condiciones climatológicas.
En otros eventos, como en rallyes, se han vivido condiciones mucho peores, en los que las carpas salían desperdigadas por el viento, y dicho show ha debido de continuar sin que nadie considerara cancelarlo. En este caso, las previsiones eran de vientos de hasta 70 kilómetros por hora, lo cual ya hizo saltar las alarmas. La jornada del viernes ya había sido incómoda para los asistentes y se esperaba un lleno absoluto el sábado (en realidad el lleno era todos los días, por lo que la masificación iba a ser similar en cada uno de los días del evento).
Después de horas de debate con los accionistas, el Festival of Speed anunciaba la cancelación del evento sólo para el sábado, manteniéndose íntegra la jornada del domingo. La seguridad, siempre importante en toda clase de eventos, primaba sobre todo lo demás. Todo, incluyendo los intereses de todos los asistentes que se habían cruzado todo el continente (o más distancia) para acudir al momento álgido.
La decisión que tomaron fue la de cancelar la jornada del sábado…sin que los tickets del sábado sean válidos para los del domingo, a modo de evitar aglomeraciones y que se produzca ‘overbooking’. Esto implica que quienes sólo escogieran el sábado se quedan sin opción de ver los coches, los pilotos, el ambiente…sin ver nada. Lo único que se les ha ofrecido es un mero reembolso, sin la oportunidad de poder vivir la experiencia única, lo que de verdad merece la pena de este gran evento, la ocasión sin igual de ver las altas esferas del deporte, lo que deseamos ver desde pequeños, ya sea por recuerdos, vídeos o videojuegos como Gran Turismo.
¿Y qué ocurrió el sábado? Pues…calma chicha y un día casi de playa. O de playa directamente, con un sol de esos que aparece en Reino Unido muy pocos días al año, altas temperaturas y un viento relativamente tranquilo, menos de la mitad de lo que se esperaba en las previsiones. Caprichos e injusticias del ‘English weather’ con el que muchos bromean. Cabe pensar si ha sido la amenaza climatológica lo que realmente ha motivado la cancelación de la jornada o ha habido algún motivo más que no ha trascendido. Es la única vez que ha ocurrido en sus 30 años de historia.
Una colección inimaginable…que algunos se han de imaginar
Mikel Azcona, Tom Kristensen, Sébastien Loeb, Stig Blomqvist, Elfyn Evans, Jari-Matti Latvala, Ott Tänak, Malcolm Wilson, Alister McRae, Thierry Neuville, Karun Chandhok, Johnny Herbert, Ryan Briscoe, Rinaldo Capello, Martin Brundle, René Arnoux, Jenson Button, Mike Rockenfeller, Jackie Stewart, Oscar Piastri, Mick Schumacher, Logan Sargeant, Emanuele Pirro, Mika Häkkinen, Sebastian Vettel, Marc Gené, Bruno Senna, Stefan Johansson…estos legendarios pilotos eran solo algunos de los nombres que iban a aparecer en la jornada del sábado en Goodwood. En resumen, casi todo el elenco de participantes excepto los del tramo de rallyes, que se celebraba en otras jornadas.
Coches legendarios como el Mazda 787B, Williams FW14B, McLaren MP4/8 (ambos propiedades de Vettel, utilizando combustible sostenible), media parrilla de los actuales Hypercars de Le Mans (incluyendo el nuevo Lamborghini SC63 que correrá en 2024), una selección espectacular de coches de Grupo C, Fórmula 1 de todas las épocas, coches de NASCAR, prototipos de toda clase (tanto hipercoches como monstruos propulsados por baterías o pilas de hidrógeno)…en definitiva, una parrilla de ensueño que a parte de los que se han desplazado hasta las islas británicas ‘las circunstancias’ se les ha denegado.
Se puede, y se va a reembolsar el dinero de las entradas, según han asegurado desde Goodwood. Eso sí, pidiendo a los afectados que ni se les ocurra molestar ni presionar al personal después de lo ocurrido, que ‘en los días siguientes’, sin llegar a especificar, se pondrán en contacto con ellos. Se puede reembolsar el dinero, pero la experiencia única – pues lo es cada edición del Festival of Speed – se ha perdido de manera definitiva, para muchos, sin que nada estuviera en sus manos para poder controlarlo.
Y los afectados, al principio, tampoco tenían preferencia ni derecho a nada especial para la edición 2024 – para el que pueda ir, por supuesto. Esta decisión fue revertida en la mañana del domingo, ofreciendo la posibilidad de trasladar los tickets para la jornada del sábado para Goodwood 2024.
Aunque este cambio de planes en la dirección del Duque de Richmond mejora las cosas para los afectados, el hecho no deja de ser el mismo. Cancelar – recordemos, la primera vez en 30 años – la jornada clave del Festival of Speed es, al mismo tiempo, la decisión correcta en teoría (siguiendo las predicciones y lo que podría pasar con el riesgo existente) como la errónea en la práctica (puesto que la realidad es que hubiera sido una jornada adorable). La ilusión mueve el mundo, dicen…y el viento también.