Josef Newgarden entra en el selecto club de los pilotos que han ganado la Indy 500 de forma consecutiva después de una ajustada batalla hasta la meta con Pato O’Ward. El español Alex Palou ha sido quinto, a pesar de que su motor Honda no estuvo a la altura de los Chevrolet para luchar por la victoria.
El inicio de las 500 Millas de Indianápolis se retrasó durante cuatro horas por la lluvia. La idea era que comenzara alrededor de las 18:45 (hora española), pero no lo hizo hasta las 22:45. Una vez que paró de llover, las máquinas secadoras tuvieron que trabajar a toda prisa para secar el asfalto y después comenzaron los procedimientos previos al inicio de esta mítica prueba, que fue accidentada desde el principio.
En cuanto se dio la bandera verde, Tom Blomqvist tocó ligeramente el césped y se llevó por delante a Marcus Ericsson. En ese mismo momento, Callum Ilott salió de boxes por un problema previo a comenzar la carrera y golpeó a Pietro Fittipaldi, que también se fue contra el muro. Y los problemas también llegaron para Marcus Armstrong, que tuvo que retirarse en boxes por problemas en su motor Honda.
Scott McLaughlin pudo mantener la Pole en los primeros metros y también lo hizo en la resalida. En las primeras vueltas, Palou ganó tres posiciones para ser decimocuarto. Katherine Legge fue la siguiente en sufrir problemas con el motor Honda y esta bandera amarilla la aprovecharon casi todos para hacer la primera parada de la carrera.
La bandera verde fue breve, porque Linus Lunqvist perdió él solo el control del coche y terminó también contra el muro. La carrera entró en una fase mucho más tranquila una vez completado el primer cuarto, pero en la Vuelta 56 volvió a ondear otra bandera amarilla por problemas en el motor de Rosenqvist, otro Honda que decía ‘basta’.
Daly y Robb fueron a pie cambiado desde el principio y mientras toda la parrilla entró en boxes durante la neutralización, ellos se quedaron fuera y al frente de la prueba. McLaughlin superó a los dos en la relanzada y en las siguientes paradas en boxes se intercambiaron el liderato. La siguiente bandera amarilla de la carrera llegó en la Vuelta 85, cuando Herta —uno de los favoritos— perdió la parte trasera del Andretti y chocó contra el muro.
De nuevo se produjo la estampida en la calle de boxes. Entraron todos, menos VeeKay, Lundgaard, Robb y Daly. En boxes estuvo a punto de producirse otro accidente grave, porque Kirkwood tocó por detrás a Ilott y le ‘empujó’ al cajón de boxes de Ed Carpenter, así que también perjudicó al estadounidense.
Pronto se diferenciaron los grupos de la carrera que iban con estrategias diferentes. Si bien Newgarden, Dixon, McLaughlin y Palou eran los favoritos por un lado, O’Ward y Rossi encabezaban el grupo ‘opuesto’. Hunter-Reay protagonizó otro incidente al irse por la grava cuando trató de adelantar a Dixon. Y aunque pudo recuperar el coche y llevarlo de vuelta a boxes, salió otra bandera amarilla bastante larga para limpiar la pista.
En la fase final de la carrera, Newgarden, O’Ward, Rossi y Dixon parecían los claros candidatos a la victoria, con McLaughlin y Palou con algunas opciones. Newgarden y los dos McLaren se intercambiaron el liderato durante las últimas vueltas de la carrera, y finalmente quedó el piloto de Penske y el mexicano de McLaren. Cuando parecía que Pato lo tenía, Newgarden le cogió el rebufo en la última vuelta para ponerse líder y ganar por segundo año consecutivo la Indy 500.
La euforia de Newgarden le llevó a repetir lo del año pasado y saltar a la grada con todos los aficionados, mientras que O’Ward se llevó la peor parte al quedarse tan cerca de la victoria. Dixon fue tercero, seguido de Rossi y de Palou, quinto, al que le faltó algo de velocidad punta en su motor Honda. Chevrolet, sin duda, han sido otros de los grandes ganadores de estas 500 Millas de Indianápolis.