El director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, consideró este jueves que la reforma laboral aprobada por el Gobierno va «absolutamente en la dirección correcta» y es «crucial» para garantizar un mercado «más efectivo y eficaz» en España, donde el paro ha crecido más que en otros países. Así lo puso de manifiesto Strauss-Kahn en una rueda de prensa en la Moncloa tras la reunión que mantuvo con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en la que el jefe del Ejecutivo pretendía convencer al organismo internacional de la solidez de la economía española.
Strauss-Kahn abogó por esperar para ver si «mejora» durante la tramitación parlamentaria porque la reforma sentará las bases para las próximas dos décadas de crecimiento y porque las cosas siempre se pueden mejorar.
Valoró positivamente también las medidas españolas para reducir el déficit, y aseguró que tiene una confianza «enorme» en las perspectivas a medio y largo plazo para la economía española siempre que los esfuerzos necesarios se lleven a cabo.
A su parecer, las decisiones del Gobierno español en este sentido son «muy bienvenidas» y serán «tremendamente eficaces, ya que su implantación permitirá que se empiece a reducir el déficit «rápidamente». Además, si se ponen en marcha y se aplican «bien» serán «de enorme utilidad, aunque supongan ciertos esfuerzos para los ciudadanos.
Sin embargo, admitió que es posible que ralenticen el crecimiento español, por lo que es necesario tomar otras medidas que lo fomenten, como la reforma laboral, ya que el potencial de crecimiento de la economía española «es enorme».
Strauss-Kahn recordó que son muchos los países que tienen problemas fiscales que no tienen que ver tanto con la puesta en marcha de los estímulos como con la caída de ingresos que ha provocado la crisis económica.
Según el director gerente del FMI, si no se hubieran puesto en marcha esos estímulos la crisis hubiese sido «más profunda y prolongada». Así, concluyó que es necesario reestablecer la sostenibilidad fiscal, aunque recordó que cada país tendrá que hacerlo a su ritmo.