El Banco de Japón anunció este jueves una inesperada vuelta de la confianza empresarial a terreno positivo por primera vez en dos años gracias al aumento de las exportaciones y pese a las repercusiones de las turbulencias a nivel global. Por primera vez desde junio de 2008, la mayoría de las grandes empresas manufactureras de Japón cree que la situación económica mejorará y aboga por aumentar las inversiones, un incentivo básico para fortalecer el crecimiento de la segunda economía mundial.
En el período abril-junio la confianza empresarial registró una subida de 15 puntos con respecto al trimestre anterior hasta situarse en +1, lo que significa que la mayoría de los fabricantes nipones se muestra optimista sobre las condiciones de su negocio.
El informe «Tankan», que trimestralmente realiza el Banco de Japón (BOJ), mostró también que las grandes empresas esperan aumentar sus inversiones de capital en un 4,4% en el año fiscal 2010, que comenzó en abril, lo que supone el primer crecimiento anual en tres años.
Además, prevén registrar este año un aumento medio de sus beneficios del 21,6%, según el estudio.
El «Tankan» reveló, asimismo, que ha mejorado la percepción sobre los niveles de producción y las intenciones de contratación de las empresas, lo que favorece futuras mejoras en el empleo y las inversiones de capital.
Este es el quinto trimestre en que el «Tankan» muestra un aumento de la confianza empresarial, aunque para el período julio-septiembre se espera un incremento de tan sólo dos puntos, el avance más moderado de esta fase de recuperación.
La segunda economía mundial sigue sufriendo problemas como la deflación, que obliga a las empresas a apretarse el cinturón, ya que la caída de los precios reduce sus ingresos y hace más difícil compaginarlo con un aumento de las inversiones.
Entre las compañías no manufactureras también ha aumentado el optimismo, en 9 puntos, pese a lo cual sigue siendo negativo (-5), mientras que entre las pequeñas empresas la confianza ha mejorado 12 puntos hasta quedar en -18.
Las exportaciones a China y otros mercados emergentes, que se han recuperado con fuerza de la crisis, han dado un impulso a las ventas de los grandes fabricantes nipones, mientras que otros mercados, como Europa y Estados Unidos, siguen suscitando dudas entre los exportadores, motor de la economía japonesa.
La apreciación del yen frente al dólar y el euro, que encarece las exportaciones japonesas y merma los beneficios una vez repatriados, sigue siendo la principal preocupación de las grandes multinacionales niponas.
Además, los expertos apuntan a que el «Tankan», que se realizó a 11.411 compañías, no muestra el verdadero impacto de la abrupta caída del euro por la crisis de deuda de la zona euro, que ha llevado a la moneda única europea a intercambiarse a los 108 yenes en la última semana, cuando en enero rondaba las 133 unidades.
La vuelta a positivo de la confianza empresarial no logró tener reflejo en la Bolsa de Tokio, que sigue afectada por la fortaleza del yen y los problemas de la Unión Europea, a lo que se unió recientemente el aumento en mayo del desempleo y la disminución del gasto de los hogares en Japón.
El Gobierno y el BOJ siguen comprometidos en contrarrestar la deflación y contener el aumento de la deuda pública más grande del mundo, algo que para el primer ministro nipón, Naoto Kan, puede poner en riesgo la recuperación iniciada en el segundo trimestre de 2009.
Kan ha propuesto un plan de ajuste fiscal para contener tanto deuda como déficit, lo que podría significar una subida de impuestos y la contención de la emisión de bonos.
El Ejecutivo nipón espera que la economía crezca un 2,6% a final de año fiscal y salga del peligroso ciclo de la deflación a partir del ejercicio de 2011.
La dependencia de Japón de las exportaciones y la débil recuperación de la economía global añade sombras a los planes de reactivación económica nipona, que además tendrán que contar a partir de septiembre con la retirada de algunas de las ayudas gubernamentales que buscan estimular el consumo interno.