El mundo del lujo, dicen, ha puesto fin a su declive. Desde finales del año pasado, y a pesar de la virulencia de la recesión en muchos mercados como el europeo, las ventas de artículos de lujo están en alza.
LVMH, Burberry, Bulgari o Richemont están viendo cómo sus ventas aumentan a un ritmo que ha pillado a muchos por sorpresa. Según los datos de la consultora Bain & Company, este año el sector crecerá un 10%, hasta alcanzar los 168.000 millones de euros, muy cerca del récord del año con más glamour del sector, 2007, cuando la gente de dinero dedicó 170.000 millones a la compra estos de artículos.
Las claves de este inesperado aumento están en el gran crecimiento de China y su ascendente clase media, ávida de productos exclusivos y caros, y también en las ventas en las tiendas de marcas de alta gama en Estados Unidos. En este último caso, además de la mejora de la economía americana, la razón está en la depreciación del euro y el dólar, que hace que el precio de esos productos, normalmente acabados en Europa, sea más atractivo para el visitante foráneo. La ropa de marca, la piel, los zapatos y los accesorios son los productos más demandados.
La pujanza de China es tan imparable que, en cinco años, se convertirá en el tercer mercado mundial para los artículos de alta gama. Este año, el aumento de las ventas se cifra en el 30% (la subida fue de un 20% el año pasado, cuando el sector cayó un 8%) y alcanzará 9.200 millones de euros.
El estudio de Bain muestra que las tiendas propiedad de firmas como LVMH, Burberry o Hermès son las que mejor se comportan, que los hombres ahora compran más que las mujeres y que los complementos son los productos más demandados. «Las firmas que sepan atender los requerimientos de esos nuevos clientes son las que van a funcionar», señala Claudia D’Arpizio responsable del estudio de Bain.
LVMH, propietario de Loewe, Moet Hennessy, Christian Dior o Louis Vuitton, ha experimentado un aumento de sus ventas en nueve meses del 14% en relación al mismo periodo del año anterior, cifra muy similar a la Burberry o PPR. En el caso del dueño de Loewe, por ejemplo, las ventas de sus artículos en las tiendas de los aeropuertos se han beneficiado enormemente del aumento del tráfico de pasajeros asiáticos.
Aunque el 40% de la subida de las ventas proviene de la depreciación del euro, el tirón en el consumo de estos productos es constante. En el primer trimestre, las ventas subieron el 6%, un 16% en el segundo y un 13% en el tercer trimestre.